DIRECTORIO FRANCISCANO
ENCICLOPEDIA FRANCISCANA

PEQUEÑA ENCICLOPEDIA FRANCISCANA

A B C-Ch D E F G H I-J-K L-Ll M N-O P-Q R S T-U V-W X-Y-Z
.

« V - W »

VALENCIA, Ángel de (1510?-1570?). El P. Ángel de Valencia, sacerdote franciscano, fue misionero en los albores de la evangelización de Nueva España (México). Nació en las tierras valencianas de España. Edificó a todos por su gran prudencia, humildad y caridad, y por la fiel observancia de la Regla de san Francisco. Al llegar a Nueva España, acompañado de los también franciscanos valencianos P. Juan Badía y P. Francisco Montoliu, hacía tan sólo un lustro que los franciscanos se habían establecido en aquellas tierras. Estos nuevos misioneros crearon en un principio dos centros misionales: Puebla y México. Del primero se expandieron a Texcoto y Churubusco; y del segundo a Traxcala y Huejutzingo. La primera preocupación de los franciscanos al iniciar sus labores apostólicas fue el bautismo de los indígenas. Para ello se preocuparon con esmero de la adecuada preparación del indio antes de bautizarlo. Se tomaron diligencias para hacer asequible al indígena los rudimentos de la fe y prepararlo para el bautismo y demás sacramentos.

Ángel de Valencia, que misionó más de 40 años en Nueva España, fue testigo del gran incremento que tomó la Iglesia en aquellas latitudes. En 1525 se creó la primera sede episcopal en Traxcala (Puebla de los Ángeles) y cinco años después se erigió la diócesis de ciudad de México, que el 16 de noviembre de 1547 fue elevada a sede metropolitana con las sufragáneas de Oaxaca, Michoacán, Guatemala y Chiapas. Un año después se desmembraba de Michoacán la diócesis de Guadalajara. En estas diócesis, por aquellos años, realizó una fecunda labor apostólica nuestro misionero. De 1540 a 1571 se levantaron numerosos centros misionales en las regiones de los actuales estados de Jalisco y Guanajuato. La misión franciscana de México, que desde 1525 estaba constituida en provincia autónoma, en 1538 vio erigirse la misión de Michoacán y Jalisco en custodia con la advocación de San Pedro y San Pablo. Por dos veces fue custodio de ella el P. Ángel. Durante este tiempo se realizaron exploraciones misionales a Sinolda, Tonalá (Jalisco), y se llegó a Zacatecas. El progreso adquirido hizo que en 1565 la custodia de San Pedro y San Pablo pasase a ser provincia independiente, siendo su primer superior provincial nuestro misionero. La ciudad de Guadalajara durante esos años experimentó notable prosperidad. El P. Ángel murió en opinión de santidad y sus restos descansan en el convento de San Francisco, de Guadalajara (México). El Martyrologium Franciscanum lo recuerda el 12 de octubre. Véase el Memorial del P. Diego Muñoz en AIA, t. 38, p. 410ss. [Cf. A. Llin, Modelos de vida cristiana, p. 57-s].


VALENCIA, Martín de (-1534). Franciscano, misionero en América, superior de la expedición de «los doce apóstoles de México».


VALERA, Jerónimo (1568-1625). Franciscano, sacerdote, teólogo. Fray Jerónimo Valera nació en Nieva (Chachapoyas, Perú) el año 1568, siendo hijo de conquistadores de aquella provincia. En 1589 vistió el hábito franciscano en el convento de San Francisco de Lima, perteneciente a la Provincia de los Doce Apóstoles. Fue elegido para los oficios de guardián y provincial. Era un excelente predicador y hombre de vasta cultura, muy versado en ambos derechos y eminente escotista. Enseñó muchos años teología y artes en Lima y fue calificador del Santo Oficio. Su obra principal es Commentarii ac quaestiones in universam Aristotelis ac Subtilis Doctoris J. Duns Scoti logicam (Lima 1610), primera obra de filosofía escrita por un criollo. Murió en el convento de San Francisco de Lima en 1625.


VÁZQUEZ, Isaac (1926-2003). Franciscano, sacerdote, historiador. Nació el año 1926 en Beariz (Orense, España). Estudió en el seminario menor franciscano de Herbón-Padrón y, terminado el noviciado, en 1944 hizo su profesión simple en la Provincia franciscana de Santiago de Compostela. Cursados los estudios eclesiásticos en Puenteareas (Pontevedra) y Santiago, recibió la ordenación sacerdotal el año 1951. Luego amplió estudios en el Pontificio Ateneo Antoniano de Roma, matriculado en la facultad de teología, sección de historia eclesiástica, en la que obtuvo el doctorado en 1955, con la máxima calificación. Antes, en 1952 había obtenido el diploma en archivística y en biblioteconomía del Archivo Secreto Vaticano. A su vez, en 1954 inició de los estudios de historia eclesiástica en la Universidad Gregoriana de Roma, en la que se doctoró en 1956. Vuelto a su Provincia se dedicó a la enseñanza en su seminario mayor, a la vez que cursaba estudios de historia en la Universidad civil de Santiago, en la que obtuvo el grado de doctor en 1959.

El P. Isaac Vázquez Janeiro ocupó cargos de responsabilidad y ejerció la docencia en su Provincia y en la Orden, tanto en España como en Roma. Así, por ejemplo, fue maestro y profesor de los estudiantes de su Provincia, guardián del Colegio Cardenal Cisneros de Madrid, vice-rector del Pontificio Ateneo Antonianum de Roma (1969-75), rector de la Iglesia española de San Pedro in Montorio (2000-02). En el campo de la docencia, además de enseñar en su Provincia y en la Universidad de Santiago, y también en otros centros, fue desde 1963 hasta 1994 profesor de historia moderna y de metodología en el Antonianum de Roma, y de 1996 al 2000 catedrático de historia de la Iglesia en la Universidad Pontificia de Salamanca. Por otra parte, fue director de la revista Archivo Ibero-Americano los años 1962-63, y de 1966 a 1978 lo fue de la revista Antonianum. Falleció en La Coruña el 19 de febrero del 2003 a raíz de una arriesgada operación de corazón.

Las investigaciones del P. Isaac Vázquez han tenido por objeto campos muy variados, aunque siempre relacionados con la historia, y entre las más de doscientas publicaciones que nos ha dejado en diversas revistas científicas, obras colectivas, enciclopedias y diccionarios, etc, son dignas de especial mención las que se refieren a la historia de la teología y de la mariología franciscanas. En Archivo Ibero-Americano 64 (2004) 507-520, puede verse un elenco de sus publicaciones.


VEGA, Andrés de (1498-1549). Franciscano, uno de los principales teólogos del concilio de Trento en temas tan importantes como el de la justificación. Nació en Segovia el año 1498, de familia noble. Sus padres fueron Gundisalvo de La Vega y Leonora de León. Cursó Artes y Teología en la Universidad de Salamanca, donde tuvo entre sus maestros al franciscano Alfonso de Castro y al dominico Francisco de Vitoria; en ella se licenció en 1535 y se doctoró en 1537. De 1532 a 1538 regentó la cátedra de Santo Tomás y, tal vez, la de Escoto y fue auxiliar de Vitoria en la cátedra de Prima (1536-1537), siendo suyas las qq. 148-170 del comentario de Vitoria a la Secunda Secundae. Ingresó en la Orden franciscana en el convento salmantino de San Francisco, perteneciente a la Provincia observante de Santiago, el 23 de marzo de 1538. Y hasta que fue enviado al concilio de Trento, continuó en dicho convento enseñando como profesor y participando en los asuntos académicos de la Universidad. En 1541 suscribió con otros teólogos salmantinos un dictamen solicitado por Carlos V, sobre la administración del bautismo a los indios del Nuevo Mundo.

El príncipe D. Felipe lo envió a Trento como uno de los teólogos del cardenal Pacheco, obispo de Jaén. Estaba ya en Trento el día de la apertura del Concilio y asistió a toda la primera etapa, interviniendo en las discusiones relativas al canon de la S. Escritura y a la Vulgata, y, sobre todo, en la sesión VI sobre la justificación y la certeza del estado de gracia; gozó en estas cuestiones de grandísima autoridad por el Opusculum que acababa de publicar. Trasladado el concilio a Bolonia, él se retiró a Venecia, al convento de San Francisco de la Viña, para ordenar y preparar la edición de su magno comentario al decreto conciliar sobre la justificación. Regresó a España probablemente a principios de 1549. Murió en Salamanca entre el 13 y el 21 de septiembre de 1549. Algunos autores dicen que murió en 1560.

Fray Andrés de Vega no es de los autores más prolíficos de su tiempo, pero nos dejó obras que son muy importantes: Opusculum de iustificatione, gratia et meritis, Venecia 1546. Tridentini Decreti de iustificatione expositio et defensio, Venecia 1548; san Pedro Canisio, por considerar esta obra como el mejor argumento para contener la herejía luterana, preparó una edición de la misma modificando un poco el título: De iustificatione doctrina universa, Colonia 1572. Expositio in Regulam Fratrum Minorum, comentario a la Regla de san Francisco, que circuló en ejemplares manuscritos hoy desaparecidos. Además, son suyas las qq. 148-170 de los Comentarios de Vitoria a la II-II de S. Tomás, editadas por el P. Beltrán de Heredia. Y hay noticias de otras obras suyas que quedaron inéditas y no se las encuentra.


VERDALET (o Verdelete), Esteban (1557/58-1612). Franciscano, misionero y mártir. Nació en Denia (Alicante) en 1557 ó 1558. Siendo muy joven vistió el hábito franciscano en la Custodia de los Recoletos perteneciente a la Provincia observante de San Francisco de Valencia, en la que hizo el noviciado y cursó sus estudios. Ordenado de sacerdote, se dedicó al ministerio de la predicación. En 1593 pasó a las misiones de Guatemala donde trabajó con tanto celo que logró convertir a la fe cristiana a multitud de indígenas. Siendo guardián de Comoyagua, llegó a internarse, sin acompañamiento militar, en territorio de las tribus aún salvajes de las provincias de Teguzgalpa (Honduras). Los pocos indios que lo acompañaban, pronto lo dejaron solo y tuvo que regresar al punto de partida entre grandes dificultades. Hacia 1607 estuvo en Madrid para dar cuenta al Rey de sus descubrimientos y de los progresos de la fe en los Reinos de Centro-América, así como para reclutar misioneros que les ayudaran en tarea tan ardua e inabarcable. Tenía el propósito de pasar a Roma y comunicar lo mismo al Papa, pero no pudo llevarlo a cabo porque la Real Cédula fechada en Madrid el 17 de diciembre de 1607, le ordenaba regresar de inmediato a América para continuar su obra. El 13 de octubre de 1608 llegaba de nuevo a Guatemala con una expedición de 28 franciscanos.

Una vez más el P. Esteban Verdalet se entregó de lleno a la conversión de los indios Xicaques de la Teguzgalpa para lo que se adentró en su territorio con muy buenas principios. Levantó una iglesia pequeña y construyó una casita para habitación de los religiosos, que se consagraron a la educación y catequesis de los nativos. Pero pronto iba a terminar tan esperanzador apostolado. Algunos indios se rebelaron y decidieron acabar con los misioneros. El P. Verdalet, para hacerles reflexionar, fue con un compañero a donde se encontraban, y apenas comenzó a hablarles se abalanzaron sobre ellos y a golpes de macana y de lanza acabaron con sus vidas. El martirio del P. Esteban y del P. Juan de Monteagudo (Montagut) tuvo lugar en enero de 1612, en día todavía incierto. El P. Esteban dejó una Relación manuscrita titulada: Noticias de la Provincia de Teguzigalpa, o Teguzgalpa.


VÍA CRUCIS, con las Estaciones comentadas e ilustradas. En esta devoción, cuya difusión ha estado muy vinculada a la Orden franciscana, se meditan y contemplan los Misterios dolorosos de Cristo, caminando y deteniéndose en las estaciones.


VIDAL GALIANA, José (1788-1848). El P. José Vidal Galiana nació en Ontinyent, provincia de Valencia (España), el 27-XI-1788. Muy joven vistió el hábito franciscano en la provincia observante de San Francisco de Valencia. Pasó a las misiones de Tierra Santa en 1814. Vuelto de las mismas, desempeñó importantes cargos en su Orden, como los siguientes: comisario general de Tierra Santa en Roma (1824-1848), cargo que tenía como fin atender los asuntos relacionados con la Custodia franciscana de los lugares donde vivió Jesús. También el año 1824 fue nombrado postulador de la causa de beatificación de Julián de San Agustín, religioso de la provincia observante de Castilla, que fue beatificado un año después. En 1827 fue designado viceprocurador de la curia romana por la familia cismontana. Asistió al capítulo general que se celebró en Alcalá de Henares el año 1830. Al producirse en 1835 la desamortización de bienes eclesiásticos por orden del ministro Mendizábal, con la supresión de las órdenes religiosas, el papa Gregorio XVI lo nombró comisario apostólico, con facultades de vicario general para toda España, pero no aceptó. Fue nombrado en su lugar el 30-III-1838 el P. Francisco Vilardell. Promovido éste al episcopado, fue nombrado por decreto pontificio el P. José Vidal comisario apostólico de España (1839-1848). Entre las facultades que le concedía su cargo estaba la de autorizar a que recibiesen las órdenes sagradas los religiosos que habían cursado los estudios eclesiásticos, nombrar los superiores provinciales y atender a los religiosos que, fuera del claustro, se encontraban dispersos por la geografía nacional. Ante la crítica situación en que se encontraban las órdenes religiosas y para que se volviese a la normalidad, pedía constantemente, por medio de exhortaciones que enviaba a los religiosos, que viviesen la más pura y perfecta observancia de la Regla, el exacto cumplimiento de las obligaciones del propio estado, el ejercicio de la oración, el recogimiento en cuanto fuese posible y el espíritu de la paz, caridad y fraternidad. Murió en Roma el 18 de enero de 1848, en el convento de Santi Quaranta, y su cuerpo fue sepultado en la cripta de su iglesia. Escribió en italiano: Vita del Beato Giuliano di S. Agostino, Roma 1825; La venuta del Messia in gloria e maesta..., Roma 1834, en dos partes. [Cf. Conrado Ángel y A. Llin].


VILLANUEVA, Antonio de (1714-1785). Religioso franciscano que destacó como pintor y arquitecto, y más aún por su virtud y santidad. El P. Antonio de Villanueva nació en Lorca (Murcia, España) el 30-VIII-1714. Desde su infancia mostró gran inclinación al dibujo y a la pintura, siendo su primer maestro su propio padre. Dotado de grandes cualidades humanas, llegó a imponerse en la pintura y arquitectura y a hablar perfectamente el francés y el italiano. Renunció a todos los bienes que poseía y entró como religioso lego en la provincia observante de San Francisco de Valencia en 1753, cuando ya tenía 45 años de edad. Por mandato del provincial, P. Agustín Puchol, se ordenó de sacerdote.

Se prodigó pintando por todos los conventos de la provincia y por donde se requerían sus servicios. Así, por ejemplo, en el convento de San Francisco de Valencia pintó 50 lienzos para el claustro, 6 cuadros en el altar mayor de su iglesia y dos ovalados en la capilla de la Tercera Orden; además, una representación histórica del capítulo general de la Orden franciscana celebrado allí en 1768. También pintó numerosas obras en los conventos de Ontinyent, Requena, Hellín, Orihuela, Alicante, etc. Probablemente hay pinturas suyas en el claustro del convento de Cocentaina y en el de Benissa. Varias obras suyas, después de la exclaustración de 1835, pasaron al museo provincial de pintura de Valencia, hoy museo de bellas artes.

En el arte arquitectónico dejó varias obras. Pero en su modestia no ponía trabas para que fueran otros arquitectos los que se lucieran, cuando en realidad las obras se habían realizado según los planos que él mismo había elaborado, como ocurrió en las obras del convento de Santa María de Jesús y en la fachada del Carmen, ambos de Valencia.

El 1-X-1768, la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, de Valencia, lo nombró individuo de mérito; en ella se conserva un cuadro que representa Las Tres Nobles Artes unidas entre sí en amistosa sociedad. En esa Real Academia, el pintor Vicente López inició su formación artística como discípulo del P. Antonio de Villanueva.

Fue religioso muy virtuoso, humilde, hábil, sin presunción, de una conversación amena y grata, de una instrucción universal, laborioso, ingenioso y siempre dispuesto a prestar cualquier favor que se le pidiese. Su celda estuvo siempre abierta para los principiantes y estudiantes que buscaron en fray Antonio a un maestro ya consagrado. Agravados los achaques que le afectaban, con pleno conocimiento y aceptando la voluntad de Dios, falleció en Valencia el 27 de noviembre de 1785. [Cf. Conrado Ángel y A. Llin].


VILLASANTE KORTABITARTE, Luis (1920-2000). Franciscano, escritor de espiritualidad y estudioso de la lengua y literatura vasca. Fr. Luis Villasante nació el 22-III-1920 en Guernica (Vizcaya, España). De niño ingresó en el seminario franciscano, hizo el noviciado en Zarauz y cursó los estudios eclesiásticos en Olite, Aránzazu y la Universidad de Comillas, donde se doctoró en teología. Recibió la ordenación sacerdotal el 10-VIII-1945. De 1947 a 1979 fue profesor de teología fundamental y teología mística y espiritualidad en la casa de estudios que su provincia tenía en Aránzazu. Desde joven estudió la vida y escritos de la M. Sorazu, e investigó la lengua y literatura vasca. Publicó, con traducción y notas, la obra de Axular, Gero (Barcelona 1964). Fue miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca desde 1951, y su presidente de 1970 a 1986. Ejerció el cargo con alabanza de todos aunque tuvo que hacerlo en los momentos de máxima problemática social y política. Afrontó con sabiduría y humildad la unificación de la lengua vasca, que no había salido de la pluralidad de dialectos ni había modernizado su gramática y su publicidad. El P. Villasante fue el gran promotor y artífice de esa unificación, llegando a ser modelo eficaz para la unificación de los diversos territorios del País Vasco. A la hora de su muerte, fue ensalzado como hombre público que había sabido amar de corazón a Dios y a su pueblo vasco.

Publicó más treinta libros y más de 500 artículos en revistas populares y científicas, tanto sobre temas de cultura vasca como de espiritualidad. Amó a la Virgen María y escribió varios libros y muchos artículos sobre ella y sobre el santuario de Aránzazu. Como teólogo publicó, además de sinopsis de sus lecciones, una amplia trilogía: Dios, Jesucristo, Iglesia, en euskera. Publicó también estudios sobre diversos personajes de la historia vasca, especialmente sobre Pedro de Axular. Desde sus tiempos de Universidad dedicó especial atención a la vida y doctrina mariana de Sor María Ángeles Sorazu y a ella dedicó una decena de libros, en euskera y castellano, entre ellos: M. Ángeles Sorazu. Estudio místico de su vida, 2 vols., Oñate-Bilbao 1950-51; M. Ángeles Sorazu. Un mensaje para tiempos difíciles, Oñate 1981. Mas por encima de todo, el P. Villasante fue fraile menor, que destacaba por su sencillez y humildad, y por su laboriosidad y uso pobre de las cosas. No quería perder "el espíritu de la santa oración y devoción, al cual todas las demás cosas deben servir", que dice san Francisco. Así le hemos venerado sus hermanos frailes, especialmente en su última y larga enfermedad y en su muerte, acaecida en el Santuario de Aránzazu el 2-XII-2000. [Cf. Acta OFM, 2000,394s].


VILLENA, Isabel de (1430-1490). Clarisa, escritora espiritual.


VILLUENDAS POLO, León (1885-1968). Franciscano, biblista, obispo de Teruel-Albarracín. Mons. León Villuendas nació en Torrijo del Campo (Teruel, España) el 26-XI-1885. De niño ingresó en el seminario franciscano de Benisa; en 1902 hizo la profesión religiosa y en 1910 recibió la ordenación sacerdotal; luego, atendidas sus dotes intelectuales y morales, lo enviaron al Antonianum de Roma a cursar los estudios superiores de Sagrada Escritura. En 1913, ya lector general de S. Escritura, regresó a su provincia de Valencia y contribuyó a la renovación y consolidación de la formación y los estudios en medio de no pequeñas dificultades, que superó con su sensatez y equilibrio. El general de la Orden lo llamó a Roma en 1921 a ocupar una cátedra de S. Escritura en el propio Colegio Internacional de S. Antonio, del que fue nombrado presidente en 1926. Era firme en el ejercicio de la autoridad, pero a la vez justo y sereno, cordial y comprensivo. Por mandato de los superiores marchó en 1929 a Jerusalén como presidente del Instituto bíblico de la Flagelación; luego fue superior de Nazaret y del Santo Sepulcro, y Procurador. En 1939 fue elegido definidor general de la Orden, por lo que tuvo que regresar a Roma, y de nuevo fue presidente del Colegio Internacional. En 1944 fue por poco tiempo Delegado general de los franciscanos en España.

El 29-III-1944 el papa lo nombró obispo de Teruel-Albarracín, diócesis huérfanas de pastor desde la guerra civil. En sus 21 años de gobierno reconstruyó material y espiritualmente las diócesis, maltrechas por los horrores de la guerra. Rehabilitó el seminario y la catedral, cuidó la formación de los sacerdotes, realizó cuatro visitas pastorales, dos grandes misiones en 1949 y 1956, reorganizó de la Acción católica, etc. Por otra parte desarrolló una intensa actividad ministerial: predicación, conferencias y escritos, sobre todo de temas bíblicos, etc. Asistió al concilio Vaticano II con la salud ya quebrantada, y tuvo que volver a Teruel antes de clausurarse la primera sesión. A finales de 1964, casi ciego, presentó su dimisión al papa, que se la aceptó. Poco después, en febrero de 1965, llegaba a su retiro, el convento franciscano de Ontinyent (Valencia), en el que se incorporó a la vida conventual en cuanto se lo permitió su salud, y donde murió el 6 de diciembre de 1968. Su cuerpo fue sepultado en la catedral de Teruel. En su carácter unía a su bondad una rara combinación de sencillez y agudeza de ingenio, sinceridad y afabilidad, llana franqueza y decisión, cordialidad y fortaleza de espíritu, humildad y nobleza de ánimo, atractiva modestia y tranquila alegría.

Entre sus escritos, pastorales o de literatura bíblica, cabe destacar: Praelectiones biblicae (Roma 1929); Paulus Apostolus (Roma 1929); Por tierras bíblicas (Madrid 1933); Guía de Tierra Santa (Patronato Pro-Jerusalén, Vitoria 1935); Raquel la Betlemita (Madrid 1935); Proyecciones evangélicas (Barcelona 1945); Miriam, la convertida de Magdala (Madrid, 1945); El Traidor (Segovia 1958); etc. [J. Sanchis Alventosa]


VIVES IVARS, Pedro (1688-1743). Franciscano, misionero popular, autor del Catecismo que lleva su nombre. El P. Pedro Vives nació en Murla, provincia de Alicante (España), el 29 de junio de 1688. Vistió el hábito franciscano en la entonces muy floreciente provincia observante de San Francisco de Valencia. Cursados los estudios eclesiásticos, recibió la ordenación sacerdotal. El 3 de agosto de 1690 el provincial de la mencionada provincia, el padre Juan Rodríguez, entregó el monasterio de Santo Espíritu del Monte (Gilet) al padre Antonio Llinás, franciscano mallorquín y misionero insigne, para que fundara en él un colegio apostólico para misioneros. El P. Pedro Vives, sintiéndose llamado al ministerio apostólico, pidió y obtuvo ser admitido en dicho colegio. Desde el siglo XVII había surgido un movimiento misionero dedicado a la regeneración espiritual del pueblo cristiano por medio de las misiones populares. Los frutos fueron inmensos. Frenaron en mucho el proceso de incredulidad y paganización que las circunstancias habían ido produciendo. El P. Vives, religioso de vida ejemplar y penitente, difundió por todas partes el buen olor de su santidad y desempeñó siempre el oficio de doctrinero en las muchas misiones populares en que participó. Después de numerosos años de misionar por los pueblos de la región valenciana, lleno de experiencia y de sabiduría, para facilitar la enseñanza de la doctrina cristiana, compuso un Catecismo, impreso por primera vez en Valencia, por José García, el año 1740 (o 1741). Es considerado como el más conciso, claro y adecuado a toda clase de gentes, entre los numerosos publicados en la época. Es sencillo y claro, prescinde de adornos y reflexiones para iniciados, y se compone de expresiones llanas, directas y expresivas, las mismas que usa el pueblo; pronto y por largo tiempo penetró en casas, escuelas e iglesias. Del mismo se han hecho más de 150 ediciones, y fue de uso exclusivo en la diócesis valenciana hasta poco antes del concilio Vaticano II.

El venerable P. Pedro Vives falleció santamente en Santo Espíritu del Monte el 22 de enero de 1743, a los 55 años de edad. Cf. A. Ivars, La enseñanza catequística y el "Catecismo" del P. Pedro Vives, en AIA, t. 18, 1922, 70-118; AA.VV., III centenario del nacimiento de Fr. Pedro Vives, Murla 1988; L. Resines, Catecismo breve de Fray Pedro Vives (ed. crítica), Valencia 2002.


WARE, Guillermo de ( después de 1300). El franciscano inglés Guillermo de Ware (Warro, Guarra), llamado doctor praeclarus y fundatus, resulta ser un maestro bastante desconocido en su biografía y en su doctrina. Enseñó en Oxford entre 1290 y 1300. Bartolomé de Pisa lo llama Maestro de Escoto, aunque no consta con certeza que lo fuera. Escribió un Comentario sobre las Sentencias, en donde se manifiesta como mente abierta, y cita no solamente a san Buenaventura y a Ricardo de Mediavilla, sino también a santo Tomás de Aquino, a Gil de Roma, a Enrique de Gante y a otros contemporáneos de diversas tendencias. Lo mismo que Ricardo de Mediavilla, Guillermo abandona algunas tesis características de la escuela bonaventuriana tomando posiciones de transición hacia el escotismo.

Guillermo se separa de la interpretación agustiniana de la iluminación divina y se orienta por la tesis tomista de que el alma humana debe poseer las facultades necesarias y adecuadas para la realización de su actividad natural, como es el conocimiento intelectual o racional. Se adhiere también a la doctrina de la unidad de la forma, abandonando, por consiguiente, la composición hilemórfica de las sustancias espirituales. Sin embargo, identifica las facultades del alma con su esencia. Esta postura doctrinal parece estar fundamentada en la defensa que hace de la interacción entre las facultades. Hasta tal punto, y en esto sigue a san Agustín, que la impresión de la especie en la memoria o en el intelecto sería insuficiente para alcanzar el conocimiento sin el concurso de la voluntad, pues entendimiento y voluntad están íntimamente vinculados en todas sus funciones operativas. La voluntad sigue teniendo un puesto prioritario, hasta tal punto que Guillermo de Ware ponga la voluntad especulativa, como así la llama, por encima del entendimiento práctico. La voluntad interviene necesariamente en el acto cognoscitivo imperando el ejercicio de la potencia intelectiva. Esta línea se verá confirmada y corroborada en Escoto. Ware, pensador franciscano inglés, asume la prueba anselmiana de la existencia de Dios, y sostiene que la proposición Dios existe es per se nota, evidente y conclusiva del análisis del sujeto y del objeto, aunque este análisis no sea fácil, sino resultado de un gran esfuerzo. [Cf. J. A. Merino, BAC-525].

.