DIRECTORIO FRANCISCANO
Fuentes biográficas franciscanas

Jordán de Giano: Crónica, nn. 26-78


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26. En el año del Señor 1222, fray Cesáreo había recibido ya en la Orden tal cantidad de hermanos, tanto clérigos como laicos, que, llamando a los hermanos de las ciudades vecinas, celebró en Worms el primer Capítulo provincial. Puesto que el lugar donde se hospedaban los hermanos era estrecho y poco apto para celebrar misa y predicar, debido a su gran número, aconsejados por el obispo (1) y los canónigos, se reunieron en la catedral para la celebración y la predicación; los canónigos se juntaron en un coro, y dejaron el otro a los hermanos. Celebró la misa un hermano de la Orden, y, cantando a porfía uno y otro coro, recitaron el oficio divino con gran solemnidad (2).

27. Desde este Capítulo, fray Cesáreo envió a dos hermanos con cartas para los hermanos de Salzburgo (3), los cuales no habían venido al Capítulo, para que fueran a verle si querían. Pero ellos, que se habían entregado completamente a la obediencia hasta el punto de no querer hacer nada por propia voluntad, turbados por la condición puesta en la carta, «si querían ir», se dijeron: «Vamos a preguntarle por qué nos ha escrito así a nosotros que no queremos sino lo que él quiera». Puestos en camino, llegaron a un pueblo con intención de comer; mendigando de dos en dos oían que se les respondía en alemán: «God berad» (4), que en latín significa: «Dios os ayude», o mejor, «Dios provea de vosotros». Uno de ellos (5), viendo que con esta expresión no se les ofrecía nada, pensó y dijo: «Este "God berat" hoy nos matará de hambre». Y adelantándose al hermano que mendigaba en alemán, comenzó a hacerlo en latín. Pero los alemanes respondían: «Nosotros no entendemos el latín, háblanos en alemán». Y el hermano les respondió con muy mala pronunciación: «Nicht diudisch» (6), que en latín quiere decir: «Nada de alemán, sólo lo entiendo». Y añadió en alemán: «Brot durch got» (7). A lo que respondieron ellos: «Es curioso que hablando el alemán digas que no sabes alemán». Y añadieron: «God berad». El hermano, alegrándose en sus adentros, sonriendo y fingiendo no entender lo que decían, se sentó en un banco. Entonces el hombre y la mujer, mirándose uno al otro y sonriendo por su desfachatez, le dieron pan, huevos y leche. Dándose cuenta de que con tal fácil simulación podía socorrer las necesidades propias y las de sus hermanos, pasó con este sistema por unas 12 casas, recogiendo lo suficiente para siete hermanos. Siguiendo de nuevo el mismo camino llegaron a un pueblo el día de Pentecostés (8) antes de la misa. La oyeron, y uno de ellos comulgó. Al ver la simplicidad y humildad de los hermanos, les entró tal compunción a las gentes del pueblo que se arrodillaban delante de ellos venerando hasta las huellas de sus pies. De allí, pasando por Würzburgo, Maguncia y Worms, llegaron a Espira. Allí encontraron reunidos a fray Cesáreo y otros muchos hermanos y, como era costumbre, fueron acogidos con mucha benevolencia y agasajados con mucho afecto por su llegada. Fray Cesáreo, reprochado por los hermanos por haber escrito de aquel modo, se disculpó dando satisfacciones y explicando su intención.

28. En el mismo año, segundo de la llegada de los hermanos a Alemania, fray Cesáreo, ministro de Alemania, después de haber colocado a los hermanos en Colonia y en las ciudades antes dichas, se encontró con tanta escasez de sacerdotes que en Espira y Worms un solo sacerdote novicio celebraba y confesaba a los hermanos en las grandes solemnidades. En aquel mismo año hizo promover a tres al sacerdocio: fray Palmerio, del que ya se habló antes (9), el húngaro Abraham y el alemán Andrés, que al principio se llamaba Hartmuth.

29. En el año del Señor 1223, el 29 de noviembre, fue confirmada por el señor papa Honorio III la Regla de los Hermanos Menores.

30. En el mismo año, el 18 de marzo, fray Cesáreo hizo promover a un cuarto sacerdote en la Orden, es decir, a fray Jordán de Giano, del valle de Espoleto, quien durante todo el verano fue el único sacerdote que celebró de forma alternativa en Worms, Maguncia y Espira. En aquel mismo año fray Cesáreo puso como custodio de Maguncia, Worms, Colonia y Espira a fray Tomás de Celano.

31. En el mismo año, fray Cesáreo, hombre entregado por completo a la contemplación del Evangelio y grandísimo celador de la pobreza -y era tan aceptado por los hermanos que éstos lo veneraban como el mayor de los santos después del bienaventurado Francisco-, este fray Cesáreo, pues, cansado ya y queriendo ver de nuevo al bienaventurado Francisco y a los hermanos del valle de Espoleto, y dado que la Orden estaba ya bien plantada en Alemania, nombró como vicario suyo a fray Tomás de Celano, el único custodio entonces, y, tomando consigo a fray Simón -que ahora goza en Espoleto de fama de santidad (10)- y a algunos otros hermanos virtuosos y devotos, se fue donde estaba el bienaventurado Francisco o fray Elías, siendo acogido con benevolencia por él y por los otros hermanos. Y en el Capítulo que aquel mismo año se celebró en Santa María de la Porciúncula, fray Cesáreo fue relevado del cargo de ministro, desempeñado durante dos años, sustituyéndole fray Alberto de Pisa (11).

32. Junto con fray Alberto de Pisa, fueron enviados desde Italia hermanos virtuosos e instruidos; concretamente fray Marzio de Milán (12), fray Santiago de Treviso (13), un hermano inglés experto en derecho y otros más.

33. Fray Alberto de Pisa, segundo ministro de Alemania, una vez llegado, convocó a los hermanos más ancianos de Alemania, es decir, Juan de Pian del Cárpine, fray Tomás, vicario y único custodio, y algunos otros, y celebró un Capítulo en Espira, junto al lazareto que hay fuera de las murallas, el día de la Natividad de la Virgen (14). Entonces era guardián de allí fray Jordán, y en aquel Capítulo cantó la misa solemne. En aquel Capítulo, proveyendo con solicitud a la conservación y propagación de la Orden, nombraron a fray Marzio custodio de Franconia, a fray Ángel de Worms custodio de Baviera y Suabia, a fray Santiago custodio de Alsacia y a fray Juan de Pian del Cárpine custodio de Sajonia.

34. Junto con fray Juan de Pian del Cárpine entraron en Sajonia los ingleses fray Juan y fray Guillermo; el clérigo lombardo fray Gil; fray Palmerio, sacerdote; fray Rinaldo de Espoleto, sacerdote; fray Rüdiger, alemán, laico; fray Rokker, laico; fray Benedicto, alemán, laico; fray Titmaro, laico; fray Manuel de Verona, sastre.

35. Todos éstos, a su llegada a Hildesheim, fueron primeramente recibidos y bien repuestos en sus fuerzas por el canónigo Enrique de Tossum. Después, habiéndose presentado al señor obispo Conrado (15), gran predicador y teólogo, fueron recibidos con solemnidad. El obispo, convocado el clero de su ciudad, hizo predicar a fray Juan de Pian del Cárpine, primer custodio de Sajonia, a la multitud de clérigos. Una vez terminado el sermón, el señor obispo, recomendando al clero y al pueblo a fray Juan y a los otros hermanos de su Orden, les concedió facultad de predicar y de oír confesiones en toda su diócesis. Y muchos, estimulados a la penitencia, por la predicación y el ejemplo de los hermanos, entraron en la Orden. Uno de éstos fue fray Bernardo, hijo del conde de Poppenburgo y canónigo de la catedral; otro, Alberto, maestro de niños y hombre de letras; y un cierto Ludolfo; y un soldado. A causa de la salida de la Orden de algunos hermanos, se creó en aquella ciudad cierta turbación, y el favor del pueblo respecto a los hermanos se enfrió hasta el punto de ofrecerles la limosna con despecho, y cuando mendigaban les daban la limosna casi sin mirarles. Pero muy pronto, con la ayuda de la providencia divina, volvió a florecer el favor perdido y el pueblo amó de nuevo a los hermanos tanto como antes.

36. En el año del Señor 1223, fray Juan de Pian del Cárpine, queriendo extender la Orden, envió muchos hermanos escogidos a Hildesheim, Braunschweig, Goslar, Magdeburgo y Halberstadt.

37. En el año del Señor 1224, convocados los custodios, guardianes y predicadores, se tuvo, el día de la Asunción de la Virgen (16), el Capítulo provincial en Würzburgo. Fray Juan de Pian del Cárpine fue relevado de su cargo y trasladado a Colonia, y se eligió como segundo custodio de Sajonia a fray Santiago, antes custodio de Alsacia y hombre amable, benigno, modesto y piadoso. Con él fueron enviados hermanos veteranos en la Orden, tanto clérigos como laicos, que con su humildad y el ejemplo de sus vidas consiguieron en poco tiempo la admiración del clero y del pueblo.

38. En aquel mismo año, fray Alberto de Pisa, ministro de Alemania, constatando el incremento en Sajonia, dado que tenía que pasar de Sajonia al Rihn por Turingia, mandó a fray Jordán, guardián de Maguncia, con otros siete hermanos, para que consiguiera en Turingia casas donde pudieran alojarse convenientemente los hermanos.

39. Fray Jordán emprendió el camino con sus hermanos desde Maguncia a Turingia el 27 de octubre, entrando en Erfurt el día de san Martín (17). Pero como era invierno y no era tiempo de construir casas, los hermanos se alojaron en la casa del capellán de los leprosos, que está fuera de las murallas, en espera de que los vecinos de la ciudad encontrasen algo mejor donde instalarlos.

40. Los hermanos enviados junto con fray Jordán fueron los siguientes: fray Ermanno de Weissensee, sacerdote novicio y predicador; fray Conrado de Würzburgo, subdiácono novicio; fray Enrique de Würzburgo; fray Arnoldo, clérigo novicio; y los laicos fray Enrique de Colonia, fray Gernoto de Worms y el suebo fray Conrado. Más tarde les siguieron fray J[uan] de Colonia y fray Enrique de Hildesheim.

41. En el año del Señor 1225, fray Jordán mandó hermanos laicos por Turingia para que examinaran las condiciones de las distintas ciudades. Les seguía y algunas veces les precedía, fray Ermanno, sacerdote novicio y predicador. Llegado éste a Eisenach, de donde había sido capellán y desde donde había entrado en los hermanos de la Orden Teutónica, predicó varias veces al pueblo. Debido a sus sermones y a su vida ejemplar, pues veían que de las comodidades que tenía en la Orden Teutónica se había rebajado a pasar a otra Orden tan humilde y austera, edificó no poco al pueblo, hasta el punto de que en cualquier lugar donde se anunciaba su predicación allí acudía todo el pueblo. Por este motivo los dos párrocos de la ciudad, temiendo que los hermanos se inclinaran por uno de ellos, dejando sin fieles al otro, les ofrecieron uno dos iglesias y el otro una para que eligiesen la que prefiriesen como sede propia. Pero fray Ermanno, no queriendo elegir sin el parecer de los hermanos, pidió a fray Jordán que, tomando consigo un compañero sensato, viniese a Eisenach y escogiera lo que le pareciese mejor. Y cuando llegó, examinó atentamente el asunto y eligió el lugar donde ahora viven todavía los hermanos.

42. En el mismo año, al comienzo de la Cuaresma -en el II Domingo de Septuagésima- (18), los hermanos recibieron una residencia en Gotha, donde permanecieron durante 25 años. En ella ejercieron generosamente, y casi por encima de sus posibilidades, todas las obras de misericordia y de hospitalidad en favor tanto de los hermanos de nuestra Orden, como de los hermanos Predicadores (19) y otros religiosos.

43. En el mismo año, aconsejados por el señor Enrique, párroco de San Bartolomé, y del señor Gunther, su vicario, y de otros ciudadanos de Erfurt, los hermanos se trasladaron a la iglesia del Espíritu Santo, entonces abandonada, pero que en otro tiempo la habían ocupado religiosas de la Orden de san Agustín. Aquí permanecieron durante seis años enteros. Preguntado fray Jordán por el procurador de los hermanos designado por los ciudadanos si quería un edificio en forma de claustro, éste, que no había visto nunca ningún claustro en la Orden, le respondió: «No sé lo que es un claustro. Construidnos simplemente una casa cerca del río para que podamos bajar a lavarnos los pies». Y así se hizo.

44. En la fiesta de los Apóstoles Pedro y Pablo (20) del mismo año, fueron enviados los hermanos a Nordhausen. Aquí los ciudadanos los acogieron con afabilidad, alojándolos estupendamente en un pequeño huerto. Pagaban un alquiler de cuatro sueldos anuales y en él había una casa cómoda para frecuentar la iglesia. Pero, debido a que los hermanos allí enviados eran todos laicos y el custodio (21) estaba arto de ir y volver cada vez que había que confesarlos, después de permanecer tres años, el custodio los quitó para consuelo de ellos, distribuyéndolos en otras casas. Pero en el año del Señor 1230, volvieron de nuevo a Nordhausen al hacerles una virgen donación de un solar.

45. En el mismo año, a requerimiento del conde Ernesto (22), fueron enviados a Mülhausen cuatro hermanos laicos. Él les señaló una casa nueva, aunque todavía sin techo, y un pequeño huerto adyacente. Y, esperando que la techasen y vallaran el huerto, los instaló en un granero del castillo. En él los predichos hermanos rezaban, comían, recibían las visitas y dormían. Pero dado que los hermanos laicos, contentos con el granero, no habían intentado en año y medio ni techar la casa ni cercar el huerto, viendo el conde que las obras no avanzaban, les retiró su ayuda. Y así los hermanos, sin medios para techar la casa y hacer la valla, apurados por la necesidad, tuvieron que marcharse y ser redistribuidos por otras casas. Pero en el año del Señor 1231, los hermanos volvieron de nuevo a aquel mismo lugar y, con el permiso del rey Enrique (23), fueron acogidos en el hospital. El rector del hospital, pensando que todo lo que daban a los hermanos se lo quitaban a él, comenzó a comportarse de forma molesta y capciosa con los hermanos. Éstos, soportándolo de mala gana, tan pronto como un caballero les ofreció un solar, comenzaron a edificar en él y hasta hoy viven allí.

46. También en el mismo año [1231], los hermanos que se habían instalado fuera de las murallas, entraron en Erfurt (24).

47. En el mismo año [1225], fray Alberto de Pisa, ministro de Alemania, le envió a fray Jordán, entonces custodio de Turingia, como consuelo y ayuda, a fray Nicolás de Rihn, sacerdote y jurista, a quien llamaban el «Humilde». Esta virtud resplandeció en él de modo eminente. Murió en Bolonia dejando abundantes testimonios de su santidad. Fray Jordán salió a su encuentro entre Ghota y Eisenach, se besaron con reverencia y afecto fraterno y se sentaron. Pero ya que fray Nicolás, hombre humilde y simple como una paloma, permanecía en silencio, sentado delante de fray Jordán, entonces fray Pedro de Eisenach, compañero de fray Nicolás, le dijo: «¿Fray Nicolás, no reconoces a nuestro rey y señor?» Y él, juntando las manos, respondió humildemente: «De buena gana acepto y sirvo a mi señor». Y añadió fray Pedro: «Pero él es nuestro custodio». Al oír esto, se levantó pidiendo perdón incesantemente de su culpa por haberlo recibido con tanta irreverencia. Después, de rodillas y con toda humildad, presentó a fray Jordán su obediencia. Fray Jordán lo mandó a la casa de Erfurt, para que esperase allí su destino. Y tres semanas después, fray Jordán le envió la carta por la que le hacía guardián del lugar. Él, recibiéndola reverentemente, dijo: «¿Qué me ha hecho nuestro padre?» Fray Jordán se sentía tan confuso por la humildad de fray Nicolás, que a duras penas lo soportaba, hasta el punto de dejar pasar seis semanas antes de decidirse a ir a Erfurt. Pero fray Nicolás, con sólo su presencia, hacía observar la disciplina a los hermanos mejor que otros con reprimendas y prescripciones.

48. Todavía en el mismo año, fray Santiago, custodio de Sajonia, fundó la iglesia de los Hermanos Menores en la ciudad nueva de Magdeburgo, haciéndola consagrar por el señor Alberto (25), arzobispo del lugar, el día de la Exaltación de la Santa Cruz (26). Después de la consagración, el señor arzobispo dejó generosamente a los hermanos todo el ornamento del altar. Dicho fray Santiago, al acabar de celebrar misa en esta iglesia un día de la octava de la dedicación, comenzó a perder las fuerzas hasta el punto que se lo llevaron al hospicio que tenían entonces los hermanos en la ciudad vieja, junto a la iglesia de San Pedro. Los hermanos no tenían aún casa en la ciudad nueva, sólo la iglesia. Y allí, el 20 de septiembre, vigilia de san Mateo, murió en el Señor. Los hermanos, disponiendo solamente del lugar para la sepultura, pero no teniendo derecho a enterrarlo, deliberaron sobre qué debían hacer, sobre todo en vistas al inminente Concilio que debía celebrarse el día de san Mauricio (27) y al que habían acudido ya muchos obispos. Decidieron por fin ir al señor obispo de Hildesheim (28), puesto que veneraba a fray Santiago como un padre. Él tenía avisados a los suyos que, si los hermanos querían hablar con él, le avisasen, aunque estuviese durmiendo u ocupado en otra cosa. Despertado el obispo cuando ya dormía, se le comunicó que fray Santiago había muerto. Afligido por tal noticia, lloró y dijo: «Efectivamente, éste es el sueño que he tenido». Y añadió: «Iré a enterrarlo». Pues se le había aparecido en sueños un muerto vestido o envuelto de blanco y una voz que le decía: «Ve a librarlo». Trasladado el cadáver a la iglesia de los hermanos en la ciudad nueva, que el mismo fray Santiago había fundado y hecho dedicar, se le enterró en ella con todo honor. Pero en el año del Señor 1238, sus restos y los de fray Simón el Inglés (29), primer lector de Magdeburgo y tercer ministro, fueron trasladados y sepultados en la ciudad vieja, adonde se habían cambiado los hermanos y donde viven todavía.

49. Después de la muerte de fray Santiago, de buena memoria, los hermanos de Sajonia, habiendo quedado no poco turbados, suplicaron a fray Alberto de Pisa, ministro de Alemania, que se dignara proveer misericordiosamente a sus necesidades con la designación de un custodio. Entonces decidió el ministro mandarles como custodio a fray Nicolás, el guardián de Erfurt. Pero conociendo la humildad de dicho hermano, no quiso enviarle la carta por temor a que, debido a su humildad, rechazase el cargo o, sobre todo, recurriera a él. Por eso decidió visitarlo personalmente por ver si conseguía con una conversación amigable convencerle y que aceptase el cargo. Una vez llegado a Erfurt el ministro y convocado fray Jordán para tal efecto, comenzó a hablarle a fray Nicolás de la necesidad de aceptar el cargo de custodio de Sajonia. Pero él se excusaba humildemente declarándose de mil maneras inepto porque no sabía ni contar ni calcular, y mucho menos hacer el señor y el prelado. Entonces el ministro le tomó la palabra y con ánimo casi indignado le dijo: «Entonces, tú no sabes hacer el señor. ¿Acaso somos señores los que tenemos cargos en la Orden? Reconoce, pues, inmediatamente tu culpa, hermano, porque has considerado señoríos y prelaturas los cargos de la Orden que, más bien, deben llamarse cargas y servicios». Dicha la culpa con humildad, el ministro le dio como penitencia la custodia de Sajonia, y él, como era costumbre, poniéndose de rodillas, obedeció. Y los hermanos, contentísimos de que hubiera aceptado el cargo, celebraron con solemnidad el acontecimiento en la iglesia del Espíritu Santo, en la cual se encontraban entonces, mientras que fray Nicolás cantaba la misa en tono ferial y con ánimo triste. Convertido en el tercer custodio de Sajonia, no abandonó la humildad que tenía hasta el momento de nombrarle, sino que fue siempre el primero y el más humilde en lavar las escudillas y los pies de los hermanos. Si alguna vez ocurría que, por cualquier culpa, debía imponer a un hermano la penitencia de sentarse en tierra o algún otro castigo, cumplía con él humildemente la misma penitencia. Aunque observó en todo momento la humildad y la obediencia, persiguió y censuró de tal modo la desobediencia obstinada, que difícilmente devolvía la confianza, incluso después del castigo, al hermano obstinado en no obedecer. Consideraba la desobediencia de los hermanos un mal tan grande y tan gran bien la obediencia, que no dudó en mostrar con la acción y el ejemplo que los hermanos deben en cualquier situación obedecer con simplicidad.

50. En el año del Señor de 1226, el día 4 de octubre (30), el primer fundador de la Orden de los Hermanos Menores, el dichoso padre Francisco, se fue con el Señor en Santa María de la Porciúncula. Y aunque el dichoso y bienaventurado padre Francisco hubiese querido ser enterrado en esta iglesia, la gente del lugar y los habitantes de Asís, temiendo que los Perusinos se lo llevasen por la fuerza, a causa de los milagros que Dios había designado cumplir por medio de él, tanto en vida como después de muerto (31), lo trasladaron y enterraron con honor junto a las murallas de Asís, en la iglesia de san Jorge, donde comenzó a ir a la escuela y después comenzó su predicación (32). Después de la muerte del bienaventurado Francisco, fray Elías, vicario del Santo, envió por toda la Orden una carta de consolación a los hermanos turbados por la desaparición de tan gran padre, anunciando a todos y a cada uno que, tal como se lo había mandado el bienaventurado Francisco, les bendecía de su parte absolviéndoles de toda culpa. Además daba la noticia de las llagas y demás milagros que el Altísimo se había dignado obrar por el bienaventurado Francisco después de su muerte, recomendando además a los ministros [y custodios] de la Orden que se reunieran para elegir al ministro general (33).

51. En el año del Señor 1227, el 2 de febrero, después de haber partido el bienaventurado Francisco, fray Alberto de Pisa, ministro de Alemania, antes de ir al Capítulo general para elegir al primer ministro general de la Orden (34), convocó a todos los custodios, predicadores y guardianes de Alemania y tuvo un Capítulo en Maguncia. [En este Capítulo, fray Nicolás, relevado de la Custodia de Sajonia, fue nombrado vicario, y a él sucedió fray Leandro (35). Así pues, dejadas todas las cosas ordenadas, fray Alberto partió al Capítulo general junto con los hermanos que había elegido. En este Capítulo] se eligió como primer general de la Orden a fray Juan Parente, ciudadano romano y juez, nacido en Cività Castellana (36).

52. Éste, aconsejado por el ministro de Francia (37), relevó a fray Alberto de Pisa de la administración de Alemania, sustituyéndole el inglés fray Simón (38), custodio de Normandía, varón escolástico y gran teólogo.

53. Fray Simón, que llegó a Alemania junto con fray Julián (39), el que más tarde compuso en buen estilo y hermosa melodía la historia de san Francisco y san Antonio, anunció inmediatamente la celebración en Colonia del Capítulo provincial para el día de los Apóstoles Simón y Judas (40). [Pero por una causa necesaria se celebró al año siguiente.]

54. En el año del Señor 1228, fue canonizado el bienaventurado Francisco (41). Y en el mismo año fray Simón, ministro de Alemania, celebró en Colonia el Capítulo provincial entre Pascua y Pentecostés (42). En el mismo año, fray Juan Parente, ministro general, oyendo que en Alemania faltaba un lector en teología, relevó a fray Simón del cargo de ministro de Alemania y lo hizo lector, sustituyéndole fray Juan de Pian del Cárpine. Éste, convocado el Capítulo provincial de Worms, enseñó la carta de exoneración de fray Simón y de su propia designación. En aquel mismo Capítulo se anunció a los hermanos la canonización del bienaventurado Francisco. Fray Juan de Pian del Cárpine, queriendo honrar y exaltar a Sajonia, mandó a fray Simón como primer lector a Magdeburgo, y con él a otros hombres probos, honestos e instruidos: fray Marcardo el Largo de Aschaffenburgo, fray Marcardo el Pequeño de Maguncia, fray Conrado de Worms y varios otros.

55. Como fray Juan de Pian del Cárpine era corpulento, acostumbraba a trasladarse en un asno, y los hombres de aquel tiempo, por la novedad de la Orden y la humildad de la cabalgadura, se acercaban con mayor devoción a su asno -por el ejemplo de Cristo, que usó más el asno que el caballo- que ahora a las personas de los ministros, debido a la costumbre de los hermanos de ir siempre a caballo. Él fue un grandísimo propagador de la Orden. Cuando lo hicieron ministro [por segunda vez], envió hermanos a Bohemia, Polonia, Dacia y Noruega (43). Recibió una casa en Metz e implantó la Orden en Lotaringia. Fue valeroso defensor de su Orden, sosteniéndola constante y personalmente frente a obispos y príncipes. Él, como madre a sus hijos y como una clueca a sus polluelos, protegía y gobernaba a todos sus hermanos con paz, caridad y toda suerte de consuelos.

56. En el año del Señor 1229, fray Juan el Inglés (44) fue enviado a Alemania como primer visitador.

57. En el año del Señor 1230, fray Juan, ministro de Alemania, celebró en Colonia el último Capítulo provincial de Alemania (45). Instituido en él como vicario fray Juan el Inglés, partió al Capítulo general. En dicho Capítulo fray Juan de Pian del Cárpine fue relevado del cargo que tenía en Alemania y enviado como ministro a España, sustituyéndole fray Simón, primer lector de Alemania. Pero antes que le llegasen las cartas del nombramiento, murió en la vigilia de san Vito (46), siendo enterrado en Magdeburgo. En el mismo Capítulo general se dividió en dos partes la administración de Alemania: una la del Rhin, y otra la de Sajonia. Para el Rhin se designó como ministro a fray Otón, jurisperito lombardo; para Sajonia, como ya se ha dicho, a fray Simón. En el mismo Capítulo general fueron distribuidos a las diversas provincias los breviarios y antifonarios de la Orden (47).

58. Muerto fray Simón, primer lector y primer ministro de Sajonia, fray Leonardo, custodio de Sajonia, y fray Jordán, custodio de Turingia, que eran los dos únicos custodios de la provincia de Sajonia, se dirigieron al Capítulo del Rhin en Worms. Ambos fueron admitidos como hermanos del cuerpo capitular, ya que la administración de Alemania había sido única, y sólo recientemente había sido dividida, y además, puesto que fray Simón había muerto inesperadamente y no había tenido ocasión de ejercer el cargo, consideraron la división como no realizada todavía. Fray Jordán, con el consejo del ministro, del vicario y de otros hermanos, y confiada su custodia de Turingia al custodio de Sajonia, partió con un compañero, con la carta de obediencia del ministro del Rhin, a pedir al ministro general un ministro y un lector. Deliberando el ministro general sobre a quien mandar, fray Jordán pidió y obtuvo a fray Juan el Inglés, que había sido visitador de Alemania. Escribió, pues, el ministro general al ministro de Francia para que enviase a fray Juan el Inglés a Sajonia como ministro y a fray Bartolomé el Inglés como lector.

59. Fray Jordán, de regreso a Alemania, fue a ver a fray Tomás de Celano (48), quien, gozoso de verlo, le dio algunas reliquias del bienaventurado Francisco. Fray Jordán, una vez en Würzburgo, avisó a los hermanos de su custodia que si tenían necesidad de hablar con él fuesen a Eisenach, por donde iba a pasar. Alegres, pues, los hermanos llegaron al lugar convenido y dieron al portero la orden de no dejar entrar a fray Jordán antes de avisarles a ellos. Cuando llegó fray Jordán y tocó a la puerta, el portero no lo hizo pasar, sino que corrió a decir a los hermanos que estaba en la puerta. Éstos le mandaron que no le dejara entrar por la puerta, sino por la Iglesia. Después los hermanos, rebosantes de alegría, entraron en el coro, tomaron cruces, turíbulos, ramos de palmas y cirios encendidos y desde el coro entraron procesionalmente en la iglesia de dos en dos. Una vez puestos de frente unos a otros, abrieron las puertas de la iglesia y, haciendo pasar a fray Jordán, lo recibieron con alborozo y alegría cantando el responsorio «Hic est fratrum amator» (49). Asombrado fray Jordán por esta nueva forma de acogida, indicaba con la mano que callasen, pero ellos continuaron hasta terminar lo que con alegría habían comenzado. Maravillándose de esto fray Jordán, se acordó de que llevaba consigo las reliquias del bienaventurado Francisco, cosa que, por el estupor, había olvidado. Y alegrándose espiritualmente, dijo al terminar el canto: «Alegraos, hermanos, porque comprendo que no me habéis alabado por mí mismo, sino en mí a nuestro bienaventurado padre Francisco, quien, mientras yo callaba, ha enfervorizado vuestro espíritu con su presencia, cuyas reliquias tengo». Y sacándolas de su seno las puso sobre el altar. Desde este momento fray Jordán comenzó a tener por el bienaventurado Francisco, a quien había conocido en vida y de cuya naturaleza humana se había dejado influenciar, mayor veneración y honor, pues había visto que Dios, inflamando los corazones de los hermanos con el Espíritu Santo, no había consentido que mantuviese ocultas consigo las reliquias del Santo.

60. En el año del Señor 1231, fray Jordán, custodio de Turingia, vuelto a Sajonia, mandó a fray Juan de Penna con fray Adeodato a París para que condujesen con todo honor a Sajonia a fray Juan el Inglés, ministro, y al lector fray Bartolomé.

61. En el año del Señor 1232, en el Capítulo general celebrado en Roma (50), fue relevado fray Juan Parente, ministro general, y sustituido por fray Elías. En el mismo Capítulo fue relevado igualmente el inglés fray Juan de Reading, ministro de Sajonia, sustituyéndole fray Juan de Pian del Cárpine. Fray Leonardo, custodio de Sajonia, murió en Cremona, su ciudad natal, al volver del Capítulo, y le sustituyó fray Bertoldo de Höxter. Fray Elías, ministro general, queriendo terminar la iglesia comenzada en Asís en honor de San Francisco, hizo exacciones en toda la Orden para completar las obras. Él tenía bajo su poder a toda la Orden, como la había tenido antes el bienaventurado Francisco y fray Juan Parente, su sucesor. De ahí que dispusiera, por propia iniciativa, muchas cosas no convenientes a la Orden. En contra de la Regla, no convocó en siete años ningún Capítulo general, y a los hermanos que se le resistían los dispersaba aquí y allá (51). Por eso, habiéndose reunido los hermanos, decidieron comunitariamente realizar lo que fuera necesario para el bien de la Orden. En la decisión estuvieron presentes principalmente fray Alejandro de Hales (52) y fray Juan de la Rochelle (53), maestros de París.

62. En el año del Señor 1237, fray Elías envió a las distintas provincias visitadores que estuvieran de acuerdo con sus propósitos; pero, a causa de sus abusivas visitas, los hermanos se exasperaron contra él mucho más que antes (54).

63. En el año 1238, los hermanos de Sajonia apelaron al ministro general en contra del visitador, mandándole mensajeros, sin conseguir absolutamente nada. Por eso se vieron en la obligación de apelar al señor papa (55). Llegado fray Jordán hasta él y una vez saludado, recibió la orden de marcharse, pero fray Jordán no quiso salir, sino que corriendo alegremente a la cama del señor papa, le sacó un pie desnudo y, habiéndolo besado, dijo gritando a su compañero: «Efectivamente, estas reliquias no las tenemos en Sajonia». Y queriendo el señor papa tirarlos fuera, le dijo fray Jordán: «Señor, por ahora no tenemos nada más que pediros. Estamos bien y no deseamos más. Vos sois el padre de nuestra Orden, su protector y reformador (56). Pero nosotros hemos venido solamente para veros». El señor papa, divertido, se incorporó y se sentó en la cama, y preguntándoles el motivo de tal visita, añadió: «Sé que habéis apelado. Sin embargo, fray Elías ha venido diciendo que habéis apelado a mí pasando por encima de él, y Nos le hemos respondido que la apelación dirigida a mí absorbe todas las otras». Y cuando fray Jordán explicó al papa los motivos de la apelación presentada, él respondió que los hermanos habían hecho bien. Reunidos, pues, en la curia diversos hermanos para llevar adelante la apelación interpuesta y después de larga discusión, se llegó a la decisión de la mayoría de que no resultaría nada si no atacaban a la raíz, es decir, si no actuaban directamente contra Elías.

64. Sentados y hecho un escrutinio entre los hermanos presentes, pusieron por escrito todo lo que sabían y podían probar contra Elías por experiencia propia o por noticias públicas. Leídas estas acusaciones delante del papa, también delante del papa comenzó su debate. Pero el papa interrumpió la discusión diciendo: «Id a disputar entre vosotros, poned por escrito las objeciones y las respuestas a dichas objeciones y presentádmelas después, y yo juzgaré». Así se hizo. Entonces el señor papa, oídas y examinadas las objeciones y las respuestas, decidió que los hermanos allí reunidos volviesen a sus provincias y que de las distintas provincias, sobre todo de aquellas que habían movido la cuestión de la reforma de la Orden, fuesen enviados 20 hermanos maduros e inteligentes, quienes se reuniesen en Roma cuatro semanas antes del Capítulo, y decidiesen lo referente al estado y reforma de la Orden.

65. En el año del Señor 1239, según lo que se ha dicho, venidos a Roma los hermanos elegidos de las diversas provincias, establecieron, según el consejo y voluntad del señor papa y con la aprobación del Capítulo general, que se hiciesen las elecciones de los ministros, custodios y guardianes, y otras disposiciones que siguen aún hoy en vigor. Decidieron además que los ministros tuvieran en sus provincias un solo capítulo y los súbditos dos.

66. En el mismo Capítulo fue relevado fray Elías, que había gobernado la Orden durante siete años, sustituyéndole fray Alberto de Pisa, a quien el señor papa confirmó.

67. En el mismo Capítulo fueron reorganizadas las provincias (57).

68. En el mismo Capítulo, fray Juan de Pian del Cárpine, ministro de Sajonia, fue relevado del cargo y sustituido por fray Conrado de Worms. Pero éste, al no recibir el nombramiento, no aceptó el cargo. Al enterarse de esto sor Inés de Praga (58), lo puso en conocimiento del papa, quien revocó el nombramiento de fray Conrado.

69. En el mismo año, después del Capítulo de Roma, los hermanos de Sajonia tuvieron el Capítulo provincial en Magdeburgo el día de la Natividad de la bienaventurada Virgen María (59), eligiendo como ministro a fray Marcardo el Pequeño. Una vez hecho ministro se mostró muy preocupado por la Orden y hombre de vida austera. Fue bueno con los buenos, duro con los malvados y severo con los incorregibles. Trabajando en los asuntos de la Orden contra fray Elías contrajo una enfermedad crónica. No obstante, fue elegido ministro. A causa de esta enfermedad, no podía dar aquellos ejemplos de austeridad que mandaba a los otros, por lo que pareció conveniente relevarlo del cargo. [Todavía antes de ser exonerado tuvo tres Capítulos, en Erfurt, Hildesheim y Altenburgo, en el que se le relevó] (60).

70. En el año del Señor 1240, el 23 de enero, fray Alberto, tercer ministro general, murió después de haber regido la Orden durante ocho meses y algunos días. Le sucedió fray Haymón, inglés (61).

71. En el año del Señor 1242, fray Haymón celebró capítulo en Altenburgo el día de san Miguel (62), donde relevó del cargo a fray Marcardo. El Capítulo confió al ministro general el nombramiento del ministro provincial. Cuando el general estaba a punto de marcharse, nombró vicario a fray Jordán y designó como ministro a fray Goffredo.

72. En el año del Señor 1243, Goffredo hizo su entrada en la Provincia. Fue un hombre temperatísimo en el comer y beber, amante de la comunidad y perseguidor de las singularidades. Fue bueno con los buenos y severo con los malvados. Prosiguió el camino iniciado por fray Marcardo y rigió laudablemente la Provincia durante tres años y algunos meses.

73. En el año del Señor 1243, murió fray Haymón, sucediéndole en el mismo año fray Crescencio (63). Éste hizo llamar al convento de Roma a dos hermanos de cada una de las provincias con el fin de que los hermanos que se dirigían a la curia, de paso, encontrasen hermanos de sus respectivas naciones con los que aconsejarse. Pero debido a que la curia se detuvo en Lyón por un largo período (64), los hermanos enviados con aquella finalidad fueron devueltos a sus respectivas provincias. En aquel tiempo los hermanos sufrieron muchas vejaciones por parte del emperador Federico, depuesto por un decreto del Concilio de Lyón (65); en muchas provincias algunos fueron expulsados, con gran confusión en sus lugares, muchos encarcelados e, incluso, algunos asesinados por el hecho de que, obedientes a los mandatos de la Iglesia, habían defendido virilmente a su piadosa madre, cosa que, excepto los Hermanos Menores, ningún otro religioso hizo.

74. En aquel tiempo Sigfrido, arzobispo de Maguncia, se mostró hostil a los hermanos (66).

75. En el año del Señor 1247, fray Goffredo, ministro de Sajonia, después de haber gobernado durante tres años y algunos meses, fue relevado del cargo en el Capítulo de Lyón, nombrándose vicario a fray Conrado de Braunschweig, lector en Hildesheim, quien, en el mismo año, fue elegido ministro de Sajonia en el Capítulo de Halle celebrado en la Natividad de la bienaventurada Virgen María, y el día de san Martín se le confirmó su nombramiento (67). Gobernó la Provincia en la paz en que la habían dejado sus predecesores, con sabiduría y austeridad, con gran madurez y observancia de la Regla de la Orden. Y después de haber gobernado cerca de dieciséis años, cansado por el trabajo y fatigado, con gran insistencia por su parte y con dolor por parte de muchos hermanos, obtuvo la dispensa de su oficio.

76. En el año del Señor 1248, en el Capítulo de Lyón (68), fray Crescencio fue relevado del cargo después de haber gobernado, junto a fray Haymón, durante siete años. En el mismo año le sustituyó fray Juan de Parma (69).

77. En el año del Señor 1258, en el Capítulo de Roma celebrado el día de la Purificación (70), fue relevado fray Juan de Parma, ministro general, que había gobernado durante diez años, y le sustituyó fray Buenaventura, lector de París (71).

78. En el año del Señor 1262, fray Conrado de Braunschweig, ministro de Sajonia, fue relevado de su oficio en el Capítulo de Halberstadt (72), y en el mismo Capítulo, el 29 de abril, fue elegido ministro de Sajonia, por unanimidad y al primer escrutinio, fray Bartolomé, ministro de Austria, y en seguida fue ratificado su nombramiento por fray Conrado con la autoridad del ministro general (73). Llamado, pues había sido elegido estando ausente, y accediendo a los ruegos de los hermanos, no obstante su dolor por la elección, presidió el Capítulo y lo concluyó, con gran consuelo de los hermanos.

* * * * *

Notas:

1) Enrique II de Saarbrücken (1217-1234).

2) Ello fue posible porque la catedral de Worms, construida en 1180, tiene dos ábsides.

3) Jordán de Giano, Abraham, Constantino y algunos otros recién entrados en la Orden; véase el n. 24.

4) Fórmula antigua de «Gott berate euch»; Dios os asista.

5) Lo más probable es que fuera el mismo Jordán.

6) «Nada de alemán».

7) «Brot durch Gott»: pan por Dios.

8) 22 de mayo de 1222.

9) Véase el n. 18.

10) Se trata del beato Simón de Colazzone; véase el n. 19.

11) No se conoce la fecha de su entrada en la Orden. Había sido ya ministro en Hungría, y más tarde lo será en las provincias de Bolonia, Marca de Ancona, Marca de Treviso, Toscana e Inglaterra. En 1239 fue elegido ministro general en sustitución del depuesto fray Elías.

12) Véase el n. 33.

13) Véanse los nn. 33, 37, 48s.

14) 8 de septiembre.

15) Conrado II (1221-1246). Había sido maestro de Cesáreo de Espira; véase el n. 9.

16) 15 de agosto.

17) 11 de noviembre. El viaje duró, pues, 15 días.

18) En 1225 cayó el 9 de febrero.

19) Hermanos Predicadores o Dominicos.

20) 29 de junio.

21) El mismo Jordán de Giano.

22) Ernesto II de Velsekke-Gleichen.

23) Enrique Raspe, landgrave de Turingia, elegido rey de Alemania en 1246, en contra de Federico II.

24) Véase el n. 43.

25) Fue arzobispo de 1205 a 1232.

26) 14 de septiembre.

27) 22 de septiembre.

28) Conrado de Espira, de quien ya se ha hablado: n. 9.

29) Sobre él véanse los nn. 52-54 y 58. Se llamaba también Simón de Sandwich.

30) Francisco murió la tarde del 3 de octubre. Como entonces los días se contaban a partir de las vísperas, de ahí que se dé el día 4 como fecha de su muerte. Cf. 1 Cel 109-118; 2 Cel 217-220.

31) En la Edad Media el culto a las reliquias de los santos fue algo exagerado; de ahí que sea comprensible el temor indicado en el texto.

32) Cf. 1 Cel 23.

33) De lo que afirma Jordán se deduce que la carta encíclica de fray Elías, a la que hace referencia, es algo diferente de la que conocemos, dirigida a fray Gregorio de Nápoles (Anal. Franc. X, 525-528), en la que no se habla ni de los milagros ni de la convocatoria del Capítulo general.

34) En Pentecostés, 31 de mayo de 1227.

35) Véanse los nn. 58 y 61.

36) El texto entre corchetes lo ha sacado H. Boehmer de la crónica de Nicolás Glassberger. Juan Parente nació en realidad en Carmignano, cerca de Pistoya. En Cività Castellana ejerció el oficio de juez, entrando en la Orden, junto con su hijo. Era ministro provincial de España cuando fue nombrado ministro general. Para noticias sobre su vida, cf. Chronica XXIV Generalium Ministrorum Ordinis Fratrum Minorum, en Anal. Franc. III, 210-215.

37) Gregorio de Nápoles. Cf. n. 11.

38) Véanse los nn. 40, 54, 57s.

39) Es fray Julián de Espira. Jordán hace referencia al Officium rhythmicum S. Francisci (Anal. Franc. X, 375-388), compuesto por Julián de Espira probablemente entre 1231-1232, antes que su Vita S. Francisci de 1232-1233 (ibid., 335-371).

40) 28 de octubre.

41) 1 Cel 119-126. La fecha de la canonización de Francisco fue el 16 de julio de 1228, aunque la bula de canonización de Gregorio IX Mira circa nos (Bull. Franc. I, 42-44) lleva fecha del 19 de julio.

42) En 1228, Pascua cayó el 26 de marzo, y Pentecostés el 14 de mayo.

43) Los hermanos menores llegaron a Dinamarca en 1232, a Suecia en 1233 y a Polonia en 1237. En 1239 se constituyó la provincia de Bohemia. Aquí Jordán se refiere a un tiempo posterior, pues Juan de Pian del Cárpine fue en 1228-1230 ministro de Alemania entera, y en 1232-1239 ministro de Sajonia. La noticia corresponde más bien a este segundo período de su provincialato.

44) Véanse los nn. 34, 57-58 y 60.

45) Se refiere a Alemania como provincia única, ya que al poco tiempo se dividió en dos: la del Rihn y la de Sajonia.

46) 14 de junio.

47) Sobre la cuestión de los libros litúrgicos de la Orden, cf. S.J.P. Van Dijk: Some manuscripts of the earliest franciscan liturgy, en Franciscan Studies 14 (1954) 225-264; Idem: The liturgical legislation of the franciscan rules, ibid. 12 (1952) 176-195, 241-262.

48) Tomás de Celano se encontraba entonces en Asís dedicado a escribir la Vida primera de S. Francisco.

49) «Éste es el que ama a sus hermanos...», responsorio del oficio de san Francisco, que remite a 2 Mac 15,14.

50) Se deberá leer más bien Rieti, que era donde residía entonces Gregorio IX. Tal vez se trate de un error de transcripción.

51) Cf. Ángel Clareno: Chronicon seu historia septem tribulationum Ordinis Minorum, ed. A. Ghinato, Roma 1959, II trib., 75ss.

52) Nació en Inglaterra antes de 1170, muriendo en París el 21 de agosto de 1245. Tal vez en 1222 era ya maestro de la Universidad de París. Entró en la Orden en 1231. Fue maestro de S. Buenaventura y de Juan de la Rochelle. Junto con éste último y otros dos hermanos menores más, Alejandro de Hales escribió la Expositio Quattuor Magistrorum super Regulam Fratrum Minorum (ed. L. Oliger, Roma 1950).

53) Alumno y sucesor de Alejandro de Hales en la cátedra de teología de los hermanos menores en París. Murió en 1245. Sobre Alejandro de Hales y Juan de la Rochelle, cf. la introducción del volumen Mag. Alexandri de Hales, Glossa in Quattuor Libros Sententiarum Petri Lombardi I, Quaracchi 1951.

54) La exasperación no era tanto por el hecho del envío de visitadores, cosa que se practicaba ya desde antes (véase el n. 56), sino por el modo como se comportaban estos visitadores.

55) Gregorio IX (1227-1241), quien continuaba siendo el protector de la Orden, como lo había sido cuando era cardenal.

56) Esta función estaba establecida en la Regla bulada (2 R 12,3-4).

57) Fray Elías las había aumentado hasta el número de 72, como símbolo de los discípulos del Señor. Ahora se redujeron a 32; 16 a cada lado de los Alpes.

58) Es santa Inés de Praga (1205-1280), clarisa, hija del rey Ottokar I de Bohemia y de Constanza de Hungría. En 1236 entró en el monasterio de San Salvador de Praga, fundado por ella y en el que vivían ya cinco hermanas enviadas por Santa Clara. Mantuvo relación epistolar con ésta y con Gregorio IX. Cf. M. Fassbinder: Die selige Agnes von Prag. Eine königliche Klarissen, Werl/Westf. 1957.

59) 8 de diciembre.

60) El texto entre corchetes lo ha tomado H. Boehmer de la crónica de Nicolás Glassberger.

61) Haymón de Faversham. Fue el primer ministro general no italiano. Estudió en la Universidad de París. Fue custodio de Inglaterra, Tours, Bohemia, Padua y París. Contribuyó de forma notable a la caída de fray Elías. Encauzó la Orden por los estudios y le dio unas constituciones inspiradas en las de los dominicos.

62) 29 de septiembre.

63) Crescencio Grizzi de Jesi. Fue médico y jurista, ministro provincial de la Marca de Ancona. Continuó en la línea de Haymón empujando la Orden hacia los estudios. A él se debe la invitación a todos los compañeros de Francisco para que pusieran por escrito sus recuerdos sobre el Santo y que se los enviaran con el fin de que se escribiera una nueva vida de Francisco (TC pról.; 2 Cel 1).

64) Inocencio IV permaneció en Lyón desde el 29 de noviembre de 1244 hasta el 19 de abril de 1251.

65) La deposición del emperador Federico II tuvo lugar el 17 de julio de 1245.

66) Sigfrido II de Eppenstein (1230-1249). Jordán no explicita más la noticia. Tal vez se refiera al entredicho lanzado por este arzobispo en 1244 contra la ciudad de Erfurt, haciendo salir de ella a todo el clero, incluidos los religiosos.

67) 8 de septiembre y 11 de noviembre respectivamente.

68) Se debe leer, como observa H. Boehmer: o. c., p. 62, nota 1: 1247, y no 1248.

69) Juan Buralli de Parma nació en 1208, haciéndose franciscano en 1233. Enseñó filosofía y teología en Bolonia, Nápoles y París. Hombre muy apreciado dentro y fuera de la Orden, pero tenía un punto débil: era un ferviente seguidor de las teorías de Joaquín de Fiore, lo cual le costó el cargo. Murió en Greccio en 1289.

70) El año está equivocado; este Capítulo se celebró el 2 de febrero de 1257.

71) San Buenaventura de Bagnoregio (1217-1274). Cf. la introducción de L. Iriarte a la LM en J.A. Guerra: S. Francisco, BAC, 377-379.

72) Sobre este Capítulo, véase lo que dice Jordán en el prólogo de esta Crónica.

73) S. Buenaventura era entonces el ministro general.

Giano01 Introducción

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