DIRECTORIO FRANCISCANO
Año Cristiano Franciscano

DÍA 12 DE AGOSTO

 

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SANTA JUANA FRANCISCA FRÉMYOT DE CHANTAL. [Murió el 13 de diciembre y su memoria se celebra el 12 de agosto]. Nació en Dijon (Francia) el año 1572, en el seno de una familia católica ferviente, de la aristocracia. Contrajo matrimonio con el barón de Chantal y tuvo seis hijos, a los que educó esmeradamente. Muerto su marido en 1601, cuando ella tenía sólo 29 años, llevó, bajo la dirección de san Francisco de Sales, una admirable vida de perfección, ejerciendo, sobre todo, la caridad con los pobres y enfermos. Con el apoyo seguro del santo obispo, fundó el instituto de la Visitación de Nuestra Señora (Salesas), convertido en 1619 en orden de clausura bajo la Regla de San Agustín, que gobernó sabiamente. Llegó a altos grados de la vida mística, en la que sufrió penas internas muy grandes, aunque en apariencia gozase de una gran paz y serenidad. Murió en el monasterio de la Visitación de Moulins (Francia) el 13 de diciembre de 1641.- Oración: Señor, Dios nuestro, que adornaste con excelsas virtudes a santa Juana Francisca de Chantal en los distintos estados de su vida, concédenos, por su intercesión, caminar fielmente según nuestra vocación, para dar siempre testimonio de la luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

BEATO CARLOS MEEHAN. Nació en Irlanda hacia el año 1640. Decidido a abrazar la vocación religiosa, ingresó en la Orden franciscana y, dadas las difíciles circunstancias creadas en su país por la persecución anglicana, marchó al colegio inglés de Douai (Francia), donde cursó los estudios eclesiásticos y recibió la ordenación sacerdotal; ejerció el sagrado ministerio en aquella región algún tiempo. En el regreso a su patria, la nave encalló en las costas inglesas; él descendió de la nave y marchó a Gales con la intención de embarcarse hacia Irlanda, pero en junio de 1678 fue detenido y encarcelado en Denbigh. Lo condenaron como «sacerdote papista» por haberse ordenado en el extranjero y haber entrado en los dominios del rey Carlos II. El 12 de agosto de 1679 lo ahorcaron en Ruthin (Gales) y, aún vivo, lo despedazaron. Juan Pablo II lo beatificó el año 1987 en un grupo de 85 mártires ingleses.

Beato Fernando de SantiagoBEATO FERNANDO DE SANTIAGO. Nació en Santiago de Compostela (España) en 1873. Cursó brillantemente la carrera de Leyes en su ciudad natal. Sacó el doctorado en la Universidad Central de Madrid y ejerció el oficio de abogado en la Audiencia Provincial de Pontevedra. Ingresó en los capuchinos, y en 1902 hizo su primera profesión; en 1904 se ordenó sacerdote. Fue profesor en el colegio de Lecároz hasta que, en 1907, lo destinaron a la curia general en Roma, donde permaneció doce años como secretario general de las provincias españolas. Vuelto a España enfermo, lo destinaron al convento de El Pardo. A partir de 1922 desempeñó los cargos de secretario y consejero provincial. A la vez atendía al confesonario y a la dirección espiritual. En la persecución religiosa tuvo que dejar el convento y se hospedó en casa de una bienhechora. El 11-VIII-1936 por la tarde lo detuvieron los milicianos, y al día siguiente, 12 de agosto de 1936, de madrugada, lo llevaron a los jardines del Cuartel de la Montaña (Madrid) y lo asesinaron. Beatificado el 13-X-2013. [Más información]

Beato Agustín de Montclar de DonzellBEATO AGUSTÍN DE MONTCLAR DE DONZELL. Nació en Montclar de Donzell (Lérida) en 1907. Vistió el hábito capuchino en 1924. Recibió la ordenación sacerdotal en 1932. Tenía dotes y sensibilidad literaria y poética, a la vez que era un religioso marcadamente piadoso. Fue profesor de los estudiantes de filosofía en el convento de Sarriá, y el capítulo provincial de 1936 lo nombró secretario provincial. A causa de la persecución religiosa tuvo que dejar el convento de Sarriá y buscar refugio en domicilios particulares. En uno de los registros en la casa que lo hospedaba, los milicianos amenazaron con llevarse a los hombres de la familia si no aparecía el fraile. Entonces él se adelantó y declaró: "El fraile soy yo. Dejad estar a los otros", y se lo llevaron. Antes de que lo fusilaran, pidió a sus verdugos que le concedieran un momento para prepararse, y se lo concedieron. Pero como la oración se alargaba, uno de los milicianos perdió la paciencia y de un tiro lo mató. Era el 12 de agosto de 1936. Beatificado el 21-XI-2015. [Más información]

BEATOS MANUEL BASULTO y FÉLIX PÉREZBEATOS MANUEL BASULTO y FÉLIX PÉREZ. En 1936 eran respectivamente obispo y vicario general de Jaén (España). Desatada la persecución religiosa, no quisieron esconderse ni marcharse, y el 2 de agosto de 1936 fueron detenidos en el obispado y encarcelados en la catedral convertida en prisión. Como era muy grande la aglomeración de reclusos, les dijeron que iban a trasladarlos a Alcalá de Henares. El 12 de agosto de 1936 salieron en un tren con más de 200 presos y, después de maltratarlos en el viaje, los ametrallaron cerca de Vallecas (Madrid). Manuel Basulto nació en Adanero (Ávila) en 1869. Ingresó en el seminario de Ávila y fue ordenado sacerdote en 1893. El papa lo nombró obispo de Lugo en 1909, y de Jaén en 1920. Fue un obispo bueno y fiel, amante de la Iglesia, de gran capacidad intelectual y buena preparación teológica, de costumbres sencillas, atento a los sacerdotes y cercano al pueblo; se ocupó también de la acción social y de las actividades culturales. Félix Pérez nació en Adanero en 1895. Ingresó en el seminario de Madrid y estudió en Roma, donde fue ordenado sacerdote en 1918. Mons. Basulto le propuso en 1920 que lo acompañara a Jaén, diócesis en la que se insertó plenamente y a la que sirvió con entrega total. Era un hombre serio, a la vez que bondadoso y sencillo, cultivaba las virtudes sacerdotales. Permaneció fiel a su obispo hasta la muerte.- Beatificados el 13-X-2013.

BEATOS FLORIANO STEPNIAK y JOSÉ STRASZEWSKI. El beato Floriano nació en Zdzary (Polonia) el año 1912. En 1931, terminados los estudios de secundaria, ingresó en el noviciado de los capuchinos. Hecha la profesión y cursados los estudios eclesiásticos en Lublin, recibió la ordenación sacerdotal el año 1935. Hombre de singular fe y bondad, continuó en Lublin dedicado al estudio y a la pastoral, hasta que fue arrestado por la Gestapo el 25 de enero de 1940. Luego fue a parar al campo de concentración de Dachau (Alemania). En los momentos de incertidumbre y terror, sostenía el ánimo de sus compañeros de prisión, que lo llamaban «padre espiritual» del bloque de los condenados, y «sol del campo». El 12 de agosto de 1942 lo sacaron del campo en el «reparto de inválidos» y lo asesinaron en la cámara de gas. Es uno de los 108 Mártires de la II Guerra Mundial (1940-43) beatificados por Juan Pablo II en 1999. El beato José corrió la misma suerte, en el mismo lugar y fecha y por las mismas razones. Había nacido en Wloclawek (Polonia) el año 1885. Se ordenó de sacerdote en 1911. Ejerció sobre todo el ministerio parroquial entre gente sencilla y obreros. Luego fue canónigo de la colegiata de Kalisz. Lo arrestaron en 1939.

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Santos Aniceto y Focio. Fueron martirizados en Nicomedia (Turquía) a principios del siglo IV.

San Euplo. Según la tradición, durante la persecución del emperador Diocleciano, Euplo fue detenido y encarcelado en Catania (Sicilia) por el gobernador Calvisiano porque lo habían encontrado con el libro de los Evangelios en las manos. Interrogado repetidas veces, siempre respondió que guardaba con orgullo el Evangelio en su corazón. Lo condenaron a ser azotado hasta la muerte. Era el año 304.

San Herculano. Obispo de Brescia (Lombardía, Italia) en el siglo VI.

Santa Lelia. Virgen irlandesa del siglo V que dio nombre a Killeely, ciudad del condado de Limerick.

San Muredach. Obispo de Killala (Irlanda) en el siglo V.

San Porcario y compañeros. San Porcario, abad, y otros muchos monjes del monasterio de Lérins (Cannes, Francia) fueron martirizados por los sarracenos en el siglo VIII.

Santos Santiago Do Mai Nam, Antonio Nguyen Dich y Miguel Nguyen Huy My. Después de sufrir refinadas torturas, estos tres vietnamitas fueron decapitados en Nam Dinh (Vietnam) el 12 de agosto de 1838, después de haberse negado a apostatar y en señal de ello a pisotear la cruz, durante la persecución del emperador Minh Mang. Santiago era sacerdote y se hospedaba en casa de Antonio. Antonio era un cristiano seglar, labrador rico, ya anciano, y hospedaba en su casa a los misioneros e incluso albergó a un curso entero del seminario. Miguel era seglar y médico prestigioso, yerno de Antonio.

Beatos Antonio Nogués, párroco de Falset, Ramón Martí, vicario de Falset, José María Sancho, vicario de Falset, y Juan Rofes, párroco de Riudecañas. Estos cuatro sacerdotes ejercían su ministerio en la diócesis de Tarragona cuando estalló la persecución religiosa en España. A partir del 21 de julio de 1936 estuvieron vagando por casas, masías y bosques en busca de refugio, sin seguridad ni paz. El 12 de agosto de 1936, cuando estaban escondidos en un bosque del término de La Torre de Fontaubella (Tarragona), los milicianos los localizaron y los acribillaron a tiros. Antonio nació en Montroig (Tarragona) en 1876. La enseñanza del catecismo fue una de sus grandes preocupaciones. Creó coros de catequistas. Encargó a los coadjutores el desarrollo de la parte cultural y él se encargó de la dirección espiritual. Austero, caritativo con los pobres y los enfermos. Ramón nació en Vallbona de les Monges (Lérida) en 1905. Destacó en la formación de los jóvenes, dirigía los círculos de estudios y conferencias, cuidó la formación cultural de los seminaristas del pueblo. José María nació en La Torre de Fontaubella el año 1909. Fue un niño prodigio en la piedad y los estudios. Tuvo una vida sacerdotal muy activa y de intenso apostolado. Fue director y maestro de la escuela parroquial. Juan nació en La Torre de Fontaubella el año 1876. Fue un sacerdote ejemplar que cumplió con grande celo sus deberes, procurando que ningún enfermo muriera sin sacramentos; se dedicó de modo especial a la preparación de los niños a la primera comunión. Era humilde y caritativo con los necesitados.- Beatificados el 13-X-2013.

Beato Antonio Perulles Estívil. Nació en Cornudella de Montsant (Tarragona, España) el año 1892. Inició sus estudios en Tortosa y los culminó en el seminario de Burgos, donde recibió la ordenación sacerdotal en 1916, recién admitido en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Trabajó en los colegios y seminarios de Burgos (1916-1932) y de Orihuela (1932-1936). Tenía una aguda perspicacia en cuestiones filosóficas y teológicas, y era a la vez humilde y sacrificado. Cuando se desencadenó la persecución religiosa, estaba de vacaciones con su familia. Lo detuvieron el 12 de octubre de 1936, se lo llevaron y cerca del municipio de Marçá (Tarragona) lo fusilaron.

Beato Arístides Marcos. Nació en Villalba de los Morales (Teruel) en 1906. Profesó en los Hermanos de las Escuelas Cristianas en 1923. El último de sus varios destinos fue San Feliu de Guixols. Era sencillo, humilde, sumiso y piadoso. Al estallar la guerra civil, los Hermanos de la comunidad pudieron ir a casa de sus familiares, provistos de salvoconducto. Él no pudo, porque su familia estaba al otro lado del frente. Optó por ir a Benicarló (Castellón) a casa de los parientes del Hno. Rafael José (cf. 18-VIII). Allí los milicianos lo identificaron como religioso y lo asesinaron. Era el 12 de agosto de 1936. Beatificado el 13-X-2013.

Beato Buenaventura García Paredes. Nació en Castañedo de Valdés (Asturias) el año 1866. Profesó en los Dominicos en 1884, y se ordenó de sacerdote en 1891. Lo enviaron a las islas Filipinas y fue profesor de derecho en la Universidad de Santo Tomás de Manila. Vuelto a España, ejerció cargos de autoridad en su Provincia, y como Provincial desarrolló una gran actividad en el gobierno y extensión misional de la misma. También se entregó al apostolado y dirección de almas. En 1926 fue elegido Maestro General de la Orden de Predicadores, oficio al que renunció en 1929. Lo detuvieron en Madrid los milicianos, lo llevaron a la checa «García de Paredes» y el 12 de agosto de 1936 lo asesinaron en Fuencarral (Madrid). Beatificado el año 2007.

Beato Carlos de Jesús María. Nació en Selva del Camp (Tarragona) en 1888. Profesó como hermano laico en los carmelitas descalzos en 1912 y lo destinaron a Barcelona, donde pasó toda su vida religiosa, como cocinero, enfermero y portero. Era piadoso, humilde, servicial, de carácter muy afable. En julio de 1936 se escapó del asalto y saqueo del convento. Volvió a su pueblo natal para visitar a tres sobrinas de las que era tutor. Le aconsejaron que se escondiera pero no lo hizo para no comprometer a su familia. El día 12 de agosto de 1936 fue detenido y mientras lo llevaban hacia Reus, a mitad del camino, cerca del Mas Roig, lo mataron. Beatificado el 13-X-2013.

Beato Carlos Leisner. Nació en Rees (Alemania) el año 1915. Siendo diácono en la diócesis de Münster, se le descubrió una tuberculosis pulmonar avanzada. De acuerdo con su trayectoria de joven activo y comprometido, no dudó en criticar el régimen de Hitler, por lo que fue arrestado. Pasó por varias cárceles hasta llegar al campo de concentración de Dachau en 1940. En 1944 ingresó en el mismo campo un obispo francés, Gabriel Piquet, y con licencia de su obispo, C. A. von Gallen, se ordenó de sacerdote, visto su mal estado de salud. Liberado el campo por los americanos en 1945, pudo celebrar su primera y única misa, pues tuvo que guardar cama. Murió el 12 de agosto de 1945 en Planegg. La Iglesia lo considera mártir.

Beato Domingo Sánchez Lázaro. Nació en Puebla de Montalbán (Toledo) en 1860. A los 20 años de edad manifestó su voluntad de ser sacerdote; cursó los estudios eclesiásticos en el seminario de Toledo y en 1888 recibió la ordenación sacerdotal. Ejerció el ministerio parroquial en varios destinos. Desde 1907 hasta su martirio fue párroco de Puente del Arzobispo (Toledo) y arcipreste de aquella zona pastoral. En la persecución religiosa desatada en España, lo arrestaron el 4-VIII-1936 y lo fusilaron en el cementerio de Puente del Arzobispo el 12-VIII-1936.

Beato Flavio Argüeso González. Nació en Mazuecos de Valdeginate (Palencia, España) el año 1877. En 1894 ingreso en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Trabajó tanto en centros de enfermos mentales como de niños enfermos. Lo enviaron a Italia y estuvo en los hospitales de Roma y Nettuno de 1914 a 1922. Cuando se inició en España la guerra civil de 1936, estaba destinado en el manicomio de Ciempozuelos, y cuando el 7 de agosto de 1936 fueron arrestados y encarcelados los hermanos de la comunidad, a él lo dejaron porque estaba achacoso y en cama. Días después, el 12 de agosto, se lo llevaron y lo fusilaron en el término de Valdemoro (Madrid).

Beato Francisco Maqueda López. Nació en Villacañas (Toledo) en 1914. El año 1925 ingresó en el seminario de Toledo; cursó los estudios de la carrera eclesiástica y fue recibiendo las sagradas órdenes; el 5-VI-1936 recibió el subdiaconado. En la persecución religiosa de julio de 1936, fue arrestado en Villacañas el 11 de agosto, y fusilado al día siguiente, 12-VIII-1936, junto con otras 15 personas, en la carretera de Andalucía.

Beatos José Nadal y José Jordán. Desatada la persecución religiosa en España en julio de 1936, estos dos vicarios de la parroquia de Monzón (Huesca) estuvieron confinados en su domicilio, vigilados y amenazados continuamente. El 12 de agosto de 1936 los encarcelaron; ellos rechazaron las propuestas que les hicieron para obtener a cambio la libertad; la noche de aquel día los milicianos los fusilaron en un campo del término de Monzón. José Nadal nació en Bell-lloc (Lérida) en 1911. A los 11 años entró en el seminario de Lérida y fue ordenado sacerdote el 15-VI-1935. En Monzón pasó un año de intenso apostolado y vida sacerdotal; visitaba a los pobres y enfermos, estaba horas en el confesonario; era organista y creó un coro de niños. José Jordán nació en Azlor (Huesca) en 1906. Estudió en el seminario de Barbastro y luego en el de Lérida, donde recibió la ordenación sacerdotal en 1932. Fue siempre de carácter apacible, comprensivo, dócil, dispuesto a cualquier colaboración. Se distinguió por su vida sacerdotal ejemplar y abierta a las necesidades de todos, con especial dedicación a los pobres. Beatificados el 13-X-2013.

Beatas Juana Pérez y Ramona Cao, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Cuando estalló la persecución religiosa en España, estaban de enfermeras en el hospital antituberculoso El Neveral, de Jaén, del que fueron expulsadas a finales de julio de 1936. No encontraron refugio en Jaén y decidieron buscarlo en Madrid. Tomaron el tren y en la estación de Alcázar de San Juan fueron identificadas como "monjas". Los milicianos se las llevaron en el "tren de la muerte" y las fusilaron en el Pozo del Tío Raimundo (Vallecas, Madrid). Juana nació en Madrid el año 1887. Tenía 22 años cumplidos, buena cultura y decisión firme de entregarse a Dios para servirle en los pobres, cuando fue recibida en la Compañía en 1908. En su misión caritativa hay que destacar su destino a la enfermería de la cárcel de mujeres de Carabanchel en Madrid. Ramona nació en La Rúa de Valdeorras (Orense) en 1883. De su madre aprendió el amor a los pobres, y en su casa respiró piedad, confianza en Dios y caridad; en Astorga comenzó a visitar a los enfermos, y así creció en ella la vocación. Ingresó en la Compañía en 1901.- Beatificadas el 13-X-2013.

Beato Justino Gabriel. Nació en Peñíscola (Castellón) en 1910. Profesó en los Hermanos de las Escuelas Cristianas en 1928. Cuando sobrevino la persecución religiosa estaba en el Colegio Condal de Barcelona. Se fue a Madrid, donde estaban sus familiares, con los que se trasladó a su pueblo natal. Para mayor seguridad, se ocultó en el monte y dormía en una cabaña de labranza. Un día, al amparo de la noche, se acercó a su casa. El 12 de agosto de 1936 un grupo de milicianos la rodeó y lo arrestaron. Por la noche lo martirizaron en la playa: lo torturaron con saña, lo mutilaron y lo remataron a tiros. Beatificado el 13-X-2013.

Beato Inocencio XI, papa de 1676 a 1689. Nació en Como (Italia) el año 1611. Estudió derecho en Roma y Nápoles, y comenzó a trabajar en la Curia romana. Los papas le confiaron altos cargos y misiones. En 1650 fue nombrado obispo de Novara. Elegido papa por unanimidad en 1676, fomentó la resistencia a los turcos, que acabó con la victoria de Viena el 12-IX-1683, e instituyó la fiesta del Nombre de María, se opuso al laxismo y al molinismo, procuró una estricta moralidad de costumbres. Después de un gobierno sabio de la Iglesia y de dar ejemplo con una vida austera y santa, murió en Roma el 12 de agosto de 1689.

Beato Manuel Borrás. Nació en La Canonja (Tarragona) en 1880. Estudió en el seminario de Tarragona y fue ordenado sacerdote en 1903. Desde el principio se dedicó al servicio de la diócesis, primero en el tribunal eclesiástico y después en la curia pastoral y administrativa. En 1934 fue consagrado obispo auxiliar de Tarragona. Desatada la persecución religiosa, el 24-VII-1936 lo encerraron en la prisión de Montblanc (Tarragona), donde oraba mucho y se reunía con los sacerdotes presos para rezar el rosario. El 12 de agosto de 1936, los milicianos lo asesinaron en el término de Montblanc mientras él los perdonaba y bendecía, y quemaron su cadáver. Beatificado el 13-X-2013.

Beatas Melchora Adoración Cortés y 4 compañeras mártires, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Desatada la persecución religiosa, un grupo de hermanas buscó refugio en una pensión de Madrid, donde un padre paúl celebraba la misa clandestinamente. Delatadas, fueron detenidas y finalmente fusiladas junto a la Puerta de Hierro de Madrid el 12 de agosto de 1936. Melchora Adoración nació en Sos del Rey Católico (Zaragoza) en 1894. Era la directora del colegio de la Inmaculada de Leganés (Madrid). María Severina Díaz-Pardo nació en Vitoria (Álava) en 1895. Profesora de música en el colegio de la Inmaculada de Leganés. Se ocupó de muchachos enfermos y pobres. María Dolores Barroso nació en Bonares (Huelva) en 1896. Desde 1934 estuvo destinada en el hospital psiquiátrico Santa Isabel de Leganés. Ante las dificultades demostró su preparación, prudencia y caridad. Estefanía Saldaña nació en Rabé de las Calzadas (Burgos) en 1873. Estuvo en Leganés desde 1916, primero en el colegio y después en el hospital psiquiátrico. María Asunción Mayoral nació en Tardajos (Burgos) en 1879. Era superiora del Asilo de Ciegos de Madrid; cuando fue expulsada de su casa, buscó refugio en Leganés, y acabó compartiendo pensión y martirio con las otras hermanas.- Beatificadas el 13-X-2013.

Beato Pablo Figuerola. Nació en L'Espluga de Francolí (Tarragona) en 1870. Ordenado sacerdote en 1893, ejerció el ministerio en L'Espluga Calba (Lérida). Era muy piadoso y prudente, sencillo en el trato y muy caritativo, oraba con frecuencia ante el sagrario, despertó vocaciones religiosas y sacerdotales. El 12 de agosto de 1936, iniciada la persecución religiosa, los milicianos se lo llevaron y lo asesinaron en el término de Vinaixa (Lérida), después de martirizarlo atrozmente: le cortaron, le dispararon a las piernas, lo acribillaron a balazos, lo rociaron de gasolina y lo incendiaron. Beatificado el 13-X-2013.

Beato Pedro Jarrige de la Morélie de Puyredon. Nació en Saint-Yrieix (Francia) el año 1737. A los 16 años fue nombrado canónigo de la catedral de Limoges y en 1761 recibió la ordenación sacerdotal. Fue profesor de teología en el Colegio Real de Limoges y deán del cabildo de Saint-Irieix. En la Revolución Francesa se negó a prestar el juramento constitucional, por lo que fue arrestado y embarcado en el viejo pontón Les Deux Associes, anclado frente a Rochefort. No soportó las duras condiciones del encierro y la exposición continuada al sol, enfermó y murió el 12 de agosto de 1794.

Beatos Sebastián Calvo Martínez y cinco compañeros. El 12 de agosto de 1936, en Barbastro (Huesca, España), fueron fusilados estos seis religiosos Claretianos que habían sido detenidos el 20 de julio. Los milicianos les propusieron salvar la vida apostatando y uniéndose a su revolución, pero los seis manifestaron su fidelidad a Cristo. Estos son sus nombres con indicación del lugar y año de su nacimiento: Sebastián Calvo Martínez, Gumiel de Izán (Burgos) 1903, sacerdote; Pedro Cunill Padrós, Vich (Barcelona) 1903, sacerdote; José Pavón Bueno, Cartagena (Murcia) 1909, sacerdote; Nicasio Sierra Ucar, Cascante (Navarra) 1890, sacerdote; Wenceslao Clarís Vilaregut, Olost de Lusanés (Barcelona) 1907, subdiácono; y Gregorio Chirivás Lacambra, Siétamo (Huesca) 1880, religioso profeso.

Beata Victoria Díaz y Bustos de Molina. Nació en Sevilla (España) el año 1903. Estudió magisterio en Sevilla y después dibujo y pintura. Frecuentó las asociaciones cristianas de jóvenes, y en particular la Institución Teresiana fundada por el también mártir san Pedro Poveda. En 1927 la destinaron a Cheles (Badajoz) como maestra, y a partir de 1928 estuvo en Hornachuelos, cerca de Córdoba. Aquel mismo año se consagró al Señor en la Institución Teresiana. Desarrolló un gran apostolado: organizó la Acción Católica, creó clases vespertinas para mujeres trabajadoras, fue una pionera en la educación de la mujer. Iniciada la persecución religiosa, pronto la arrestaron los milicianos que la fusilaron en Hornachuelos el 12 de agosto de 1936.


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PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

Dos cosas te he pedido, Señor, no me las niegues antes de morir: aleja de mí falsedad y mentira; no me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan; no sea que me sacie y reniegue de ti, diciendo: «¿Quién es el Señor?»; no sea que, necesitando, robe y blasfeme el nombre de mi Dios (Prov 30,7-9).

Pensamiento franciscano:

Dice san Francisco: -Donde hay pobreza con alegría, allí no hay codicia ni avaricia. Donde hay quietud y meditación, allí no hay preocupación ni vagancia (Adm 27,3-4).

Orar con la Iglesia:

Oremos confiadamente a Dios, Señor de la vida y de la muerte.

-Para que el mundo descubra la presencia y el amor de Cristo en la Iglesia y en el testimonio de los cristianos.

-Para que sepamos decir, con nuestra solidaridad, a todos los que sufren, quién es y donde está la fuente del verdadero consuelo.

-Para que sepamos decir, con la entrega generosa y gratuita de nuestra vida, a los que yacen sin esperanza, quién es la vida y la alegría.

-Para que sepamos decir, con nuestro respeto y amor a todos, que la vida debe ser procurada, defendida, acrecentada.

-Para que, en nuestras vacaciones, quienes sufrirán una mayor soledad, descubran y experimenten la cercanía de Dios y la nuestra.

Oración: Dios, Padre nuestro, que nos haces revivir y llenas de sentido nuestra vida, escúchanos y ten piedad de nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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EL CRISTIANO EN VACACIONES
Benedicto XVI, Ángelus del 13 de agosto de 2006

Queridos hermanos y hermanas:

En este tiempo de verano muchos han abandonado las ciudades y se encuentran en localidades turísticas o en sus países de origen para sus vacaciones. Les deseo que este esperado período de descanso les sirva para fortalecer la mente y el cuerpo, sometidos cada día a un continuo cansancio y desgaste, debido al ritmo frenético de la vida moderna.

Las vacaciones brindan también la oportunidad para estar más tiempo con los familiares, para reunirse con parientes y amigos, es decir, para fomentar más los contactos humanos, que el ritmo de los compromisos de cada día impide cultivar como sería de desear.

Ciertamente, no todos pueden gozar de vacaciones, y no son pocos los que, por diversos motivos, se ven obligados a renunciar a ellas. Pienso, en particular, en quienes viven solos, en los ancianos y en los enfermos, los cuales a menudo, en este período, sufren aún más la soledad. A estos hermanos y hermanas nuestros quisiera manifestarles mi cercanía espiritual, deseando de corazón que a ninguno de ellos le falte el apoyo y el consuelo de personas amigas.

El tiempo de vacaciones es para muchos una magnífica ocasión para encuentros culturales, para largos momentos de oración y contemplación en contacto con la naturaleza o en monasterios y centros religiosos. Al disponer de más tiempo libre, nos podemos dedicar con mayor facilidad a hablar con Dios, a meditar en la sagrada Escritura y a leer algún libro útil y formativo.

Quienes experimentan este descanso del espíritu saben cuán útil es para no convertir las vacaciones en un mero entretenimiento o diversión. La fiel participación en la celebración eucarística dominical ayuda a sentirse parte viva de la comunidad eclesial, también cuando se está fuera de la propia parroquia. Dondequiera que nos encontremos, siempre necesitamos alimentarnos de la Eucaristía.

Nos lo recuerda el pasaje evangélico de este domingo, que nos presenta a Jesús como el Pan de vida. Él mismo, como nos dice el evangelista san Juan, se declara «el pan vivo que ha bajado del cielo» (Jn 6, 31), un pan que alimenta nuestra fe y fortalece la comunión entre todos los cristianos.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. Que la Virgen María, nuestra madre, nos ayude a descubrir siempre la necesidad de alimentar nuestra alma con la presencia y la palabra de Cristo, saciando nuestra sed de amor en el sacramento de la Eucaristía. Así podremos seguir con fidelidad el camino de nuestra vocación cristiana.

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ES FUERTE EL AMOR COMO LA MUERTE
De las Memorias escritas por una religiosa,
secretaria de santa Juana Francisca de Chantal

Cierto día, la bienaventurada Juana dijo estas encendidas palabras, que fueron en seguida recogidas fielmente:

«Hijas queridísimas, muchos de nuestros santos Padres y columnas de la Iglesia no sufrieron el martirio; ¿por qué creéis que ocurrió esto?»

Después de haber respondido una por una, la bienaventurada madre dijo:

«Pues yo creo que esto es debido a que hay otro martirio, el del amor, con el cual Dios, manteniendo la vida de sus siervos y siervas, para que sigan trabajando por su gloria, los hace, al mismo tiempo, mártires y confesores. Creo que a las Hijas de la Visitación se les asigna este martirio, y algunas de ellas, si Dios así lo dispone, lo conseguirán si lo desean ardientemente».

Una hermana preguntó cómo se realizaba dicho martirio. Juana contestó:

«Sed totalmente fieles a Dios, y lo experimentaréis. El amor divino hunde su espada en los reductos más secretos e íntimos de nuestras almas, y llega hasta separarnos de nosotros mismos. Conocí a un alma a quien el amor separó de todo lo que le agradaba, como si un tajo, dado por la espada del tirano, hubiera separado su espíritu de su cuerpo».

Nos dimos cuenta de que estaba hablando de sí misma. Al preguntarle otra hermana sobre la duración de este martirio, dijo:

«Desde el momento en que nos entregamos a Dios sin reservas hasta el fin de la vida. Pero esto lo hace Dios sólo con los corazones magnánimos que, renunciando completamente a sí mismos, son completamente fieles al amor; a los débiles e inconstantes en el amor, no les lleva el Señor por el camino del martirio, y les deja continuar su vida mediocre, para que no se aparten de él, pues nunca violenta a la voluntad libre».

Por último, se le preguntó, con insistencia, si este martirio de amor podría igualar al del cuerpo. Respondió la madre Juana:

«No nos preocupemos por la igualdad. De todos modos, creo que no tiene menor mérito, pues es fuerte el amor como la muerte, y los mártires de amor sufren dolores mil veces más agudos en vida, para cumplir la voluntad de Dios, que si hubieran de dar mil vidas para testimoniar su fe, su caridad y su fidelidad».

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SANTA CLARA, MODELO DE POBREZA Y HUMILDAD (II)
De la carta de la Conferencia episcopal de Umbría (11-VII-1993)

LA MUJER NUEVA

Clara se presenta como una personalidad fuerte, ejemplo de femineidad auténtica y madura. Suscita admiración en sus contemporáneos, que la veneran como «la mujer nueva del valle de Espoleto» (BulCan 11), e incluso como «huella de la Madre de Dios, nueva guía de las mujeres» (LCl Pro).

Es mujer pobre y humilde, libre y valiente, hermana y madre de numerosas compañeras; es más, se siente, esposa, madre y hermana del mismo Señor Jesucristo, «adornada por el estandarte luminoso de la virginidad inviolable y de la pobreza santísima» (1CtaCl 13). Vive todas las dimensiones de la femineidad en un nivel más alto.

La virginidad consagrada, en cuanto entrega total de sí y comunión de caridad con Cristo, es matrimonio espiritual verdadero y fecundo. Ciertamente virginidad y maternidad no se oponen, sino que se explican y complementan recíprocamente. Son dos dimensiones de la femineidad y como dos caminos que la mujer recorre para realizarse a sí misma en la gratuidad del don. La gratuidad no es sólo del amor virginal, sino que permanece fundamento del mismo amor conyugal y materno. Por tanto, en ambas modalidades del amor no puede faltar la gratuidad, si no se quiere que fracasen la vocación virginal y la conyugal. Y aunque «la virginidad en el sentido evangélico comporta la renuncia al matrimonio y, por tanto, también a la maternidad física, la renuncia a este tipo de maternidad, que puede comportar incluso un gran sacrificio para el corazón de la mujer, se abre a la experiencia de una maternidad en sentido diverso: la maternidad "según el espíritu"» (Mulieris dignitatem, 21).

Virginidad y matrimonio son dos formas de amor oblativo. Ambas se ven amenazadas por la actual mentalidad individualista y consumista. La misma dignidad de la mujer, tan enfatizada, es con frecuencia mal entendida. Clara, con su virginidad fecunda, indica la belleza del don de sí, que da sentido y valor a la dignidad y vocación de la mujer.

POBREZA ALTÍSIMA

Clara perseguía el firme propósito de observar «perpetuamente la pobreza y la humildad» (RCl 12,13), según el Evangelio y la enseñanza de la Iglesia: ¡la nada de las cosas y del yo, por el todo de Dios!

Su elección se inspiraba en el amor a Cristo: «Esperaba conformarse en perfectísima pobreza con el Crucificado pobre, de manera que ninguna cosa transitoria separara a la amante del amado y retardara su marcha hacia el Señor» (LCl 14). De hecho, corría «libre y ligera, sin carga, detrás de Cristo» (LCl 13).

La pobreza es libertad para estar disponibles para Dios y para el prójimo. Hoy, con demasiada frecuencia, se confunde la libertad con la afirmación egoísta de sí mismo y con la posesión de muchos bienes materiales. Pero en nuestro tiempo tampoco es rara la invitación a la austeridad y al ahorro, no por motivos éticos ni religiosos, sino de economía. De todas maneras, se nos invita a la sencillez y sobriedad de vida. Y si la pobreza es libertad, recordemos que es camino seguro hacia la solidaridad y el amor. Y camino hacia la paz. Entonces comprenderemos que el amor universal de Francisco, así como el de Clara, hunde sus raíces en la pobreza perfectísima y altísima.

LA ALEGRÍA PERFECTA

Clara y sus primeras compañeras, con el espíritu de la perfecta alegría franciscana, afrontaban las pruebas no sólo con paciencia y valentía, sino también con alegría. «No temíamos ninguna pobreza, fatiga, tribulación, humillación y desprecio del mundo, porque, al contrario, considerábamos todo eso como una delicia» (RCl 6,2).

Causa asombro la actitud de la santa durante su larga enfermedad. «Durante veintiocho años de debilidad continua, jamás se oye una murmuración, ni un lamento, sino que siempre sale de su boca una conversación santa, siempre el agradecimiento» (LCl 39).

Este testimonio es más actual hoy que nunca, porque tenemos la tentación de valorar excesivamente la salud, la eficiencia y la belleza del cuerpo, pero no sabemos dar un sentido al sufrimiento.

El cristiano no deja de mirar de manera realista el dolor, la enfermedad y la muerte como un mal. Sin embargo, siempre considera la vida como un don precioso de Dios y encuentra en el sufrimiento la ocasión privilegiada para crecer en humanidad y robustecer la fe, la esperanza y la caridad. También se ofrece a sí mismo a Dios por los demás, en unión con Cristo crucificado y resucitado. En efecto, sabe que el dolor tiene un valor redentor.

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