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[Introducción]
Comienzan los salmos que dispuso nuestro muy
bienaventurado padre Francisco para reverencia y memoria y alabanza de la
pasión del Señor. Se ha de decir uno de ellos por cada hora del
día y de la noche. Y comienzan desde las completas del Viernes Santo
[que se decían al final del día del Jueves Santo], porque en
aquella noche fue traicionado y apresado nuestro Señor Jesucristo. Y
adviértase que así decía el bienaventurado Francisco este
oficio: primero decía la oración que el Señor y Maestro
nos enseñó: Santísimo Padre nuestro, etc., con las
alabanzas, a saber: Santo, santo, santo, como se contiene más
arriba. Terminadas las alabanzas con la oración, comenzaba esta
antífona: Santa Virgen María. Francisco decía en
primer lugar los salmos de Santa María; después decía
otros salmos que había elegido y, al final de todos esos salmos,
decía los salmos de la pasión. Terminado el salmo, decía
esta antífona: Santa Virgen María. Terminada la
antífona, se había concluido el oficio.
Parte I
Para el triduo sacro de la semana santa y ferias del año
Completas
Antífona: Santa Virgen María
Salmo I
1Oh Dios, te conté mi vida, * y tú
pusiste mis lágrimas en tu presencia (Sal 55,8b-9).
2Todos mis enemigos tramaban males contra mí (Sal 40,8 -
Salterio Romano=R), * y juntos celebraron consejo (cf. Sal 70,10c - Salterio
Galicano=G).
3Y me devolvieron mal por bien, * y odio por mi amor (cf. Sal
108,5).
4En lugar de amarme, me criticaban, * pero yo oraba (Sal 108,4).
5Padre santo mío (Jn 17,11), rey del cielo y de la tierra, no
te alejes de mí, * porque la tribulación está cerca y no
hay quien me ayude (Sal 21,12 - R).
6Retrocedan mis enemigos * el día en que te invoque;
así conoceré que tú eres mi Dios (Sal 55,10 - cf. R).
7Mis amigos y mis compañeros se acercaron y se quedaron en
pie frente a mí, * y mis allegados se quedaron lejos de pie (Sal 37,12 -
R).
8Alejaste de mí a mis conocidos, * me consideraron como
abominación para ellos, fui traicionado y no huía (Sal 87,9 - cf.
R).
9Padre santo (Jn 17,11), no alejes tu auxilio de mí (Sal
21,20); * Dios mío, atiende a mi auxilio (cf. Sal 70,12).
10Ven en mi ayuda, * Señor, Dios de mi salvación (Sal
37,23).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona:
1Santa Virgen María, no ha nacido en el
mundo ninguna semejante a ti entre las mujeres, 2hija y esclava del
altísimo y sumo Rey, el Padre celestial, Madre de nuestro
santísimo Señor Jesucristo, esposa del Espíritu Santo:
3ruega por nosotros con san Miguel arcángel y con todas las
virtudes de los cielos y con todos los santos ante tu santísimo amado
Hijo, Señor y maestro.- Gloria al Padre. Como era.
Adviértase que la sobredicha
antífona se dice en todas las horas; y se dice en lugar de la
antífona, de la capítula, del himno, del versículo y de la
oración; y así se hace en maitines y en todas las horas. Ninguna
otra cosa decía en ellas, sino esta antífona con sus salmos. Para
terminar el oficio, el bienaventurado Francisco decía siempre:
Oración:
Bendigamos al Señor Dios vivo y verdadero:
tributémosle siempre alabanza, gloria, honor, bendición y todos
los bienes. Amén. Amén. Hágase. Hágase.
Maitines
Antífona: Santa Virgen María
Salmo II
1Señor, Dios de mi salvación, * de
día y de noche clamé ante ti (Sal 87,2).
2Llegue mi oración a tu presencia, * inclina tu oído a
mi súplica (Sal 87,3).
3Atiende a mi alma y rescátala, * por causa de mis enemigos,
líbrame (Sal 68,19).
4Porque tú eres quien me sacó (R) del vientre materno,
' mi esperanza desde los pechos de mi madre; * desde su seno fui lanzado a ti
(Sal 21,10).
5Desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios; * no te
apartes de mí (Sal 21,11).
6Tú conoces mi oprobio y mi confusión * y mi
vergüenza (Sal 68,20).
7En tu presencia están todos los que me atribulan; *
improperio y miseria esperó mi corazón (Sal 68,21).
8Y esperé que alguien se contristara conmigo, y no lo hubo; *
y que alguien me consolara, y no lo encontré (Sal 68,21).
9Oh Dios, los inicuos se alzaron contra mí, * y la sinagoga
de los poderosos anduvo buscando mi alma; y no te pusieron a ti ante sus ojos
(Sal 85,14).
10Fui contado con los que bajan a la fosa; * llegué a ser
como un hombre sin ayuda, libre entre los muertos (Sal 87,5-6).
11Tú eres mi Padre santísimo, * Rey mío y Dios
mío (Sal 43,5).
12Atiende a mi ayuda, * Señor, Dios de mi salvación
(Sal 37,23).
Prima
Antífona: Santa Virgen María
Salmo III
1Ten piedad de mí, oh Dios, ten piedad de
mí, * porque mi alma confía en ti (Sal 56,2).
2Y esperaré a la sombra de tus alas, * hasta que pase la
iniquidad (Sal 56,2).
3Clamaré al santísimo Padre mío
altísimo, * al Señor, que ha sido mi bienhechor (cf. Sal 56,3).
4Envió desde el cielo y me libró, * entregó al
oprobio a los que me pisoteaban (Sal 56,4).
5Envió Dios su misericordia y su verdad; * libró mi
alma (Sal 56,4-5 - R) de mis fortísimos enemigos y de aquellos que me
odiaron, porque se hicieron fuertes contra mí (Sal 17,18).
6Prepararon un lazo para mis pies, * y doblegaron mi alma (Sal
56,7).
7Cavaron ante mí una fosa, * y cayeron en ella (Sal
56,7).
8Mi corazón está preparado, oh Dios, mi corazón
está preparado; * cantaré y recitaré un salmo (Sal
56,8).
9Levántate, gloria mía, levántate, arpa y
cítara; * me levantaré a la aurora (Sal 56,9).
10Te confesaré entre los pueblos, Señor, * y te
recitaré un salmo entre las gentes (Sal 56,10).
11Porque tu misericordia se ha engrandecido hasta los cielos; * y
hasta las nubes, tu verdad (Sal 56,11).
12Álzate sobre los cielos, oh Dios; * y sobre toda la tierra,
tu gloria (Sal 56,12).
Adviértase que el predicho salmo se dice
siempre en prima.
Tercia
Antífona: Santa Virgen María
Salmo IV
1Ten piedad de mí, oh Dios, porque me ha
pisoteado el hombre, * todo el día hostigándome me ha atribulado
(Sal 55,2).
2Mis enemigos me han pisoteado todo el día, * porque son
muchos los que guerrean contra mí (Sal 55,3).
3Todos mis enemigos maquinaban males contra mí, *
pronunciaron una palabra inicua contra mí (Sal 40,8-9 - cf. R).
4Los que acechaban mi alma * celebraron consejo juntos (Sal
70,10).
5Salían fuera * y hablaban (Sal 40,7 - R) sobre eso mismo
(Sal 40,8 - G).
6Todos los que me vieron se rieron de mí, * hicieron muecas y
movieron la cabeza (Sal 21,8).
7Y yo soy gusano y no hombre, * oprobio de los hombres y desecho del
pueblo (Sal 21,7).
8Me he convertido en gran oprobio para mis vecinos, más que
todos mis enemigos, * y en temor para mis conocidos (Sal 30,12).
9Padre santo (Jn 17,11), no alejes tu auxilio de mí, * mira
por mi defensa (Sal 21,20).
10Atiende a mi ayuda, * Señor, Dios de mi salvación
(Sal 37,23).
Sexta
Antífona: Santa Virgen María
Salmo V
1A voz en grito clamé al Señor, *
a voz en grito supliqué al Señor (Sal 141,2).
2En su presencia derramo mi oración, * y ante él
expongo mi tribulación (Sal 141,3).
3Cuando me va faltando el aliento, * y tú conoces mis
senderos (Sal 141,4).
4En este camino por donde andaba, * los soberbios me escondieron un
lazo (Sal 141,4 - cf. R).
5Yo miraba a la derecha, y veía, * y no había quien me
conociese (Sal 141,5).
6No tengo adonde huir, * y no hay quien cuide de mi alma (Sal
141,5).
7Porque por ti soporté el oprobio, * la confusión
cubrió mi rostro (Sal 68,8).
8Me he convertido en extraño para mis hermanos, * y en
peregrino para los hijos de mi madre (Sal 68,9).
9Padre Santo (Jn 17,11), el celo de tu casa me devoró, * y
los oprobios de los que te censuraban cayeron sobre mí (Sal 68,10).
10Y se alegraron a mi costa y se reunieron, * se acumularon sobre
mí los azotes y de improviso (Sal 34,15).
11Se multiplicaron más que los cabellos de mi cabeza * los
que me odiaron sin causa (Sal 68,5).
12Se hicieron fuertes los enemigos que me perseguían
injustamente; * devolví entonces lo que no había robado (Sal
68,5).
13Levantándose testigos inicuos, * me preguntaban lo que no
sabían (Sal 34,11).
14Me devolvían mal por bien (Sal 34,12) y me criticaban, *
porque seguía la bondad (Sal 37,21).
15Tú eres mi Padre santísimo, * Rey mío y Dios
mío (Sal 43,5). 16Atiende a mi ayuda, * Señor, Dios de
mi salvación (Sal 37,23).
Nona
Antífona: Santa Virgen María
Salmo VI
1Oh todos vosotros los que pasáis por el
camino, * atended y ved si hay dolor como mi dolor (Lam 1,12).
2Porque me rodearon perros innumerables, * me asedió el
consejo de los malvados (Sal 21,17).
3Ellos me miraron y contemplaron, * se repartieron mis vestidos y
echaron a suerte mi túnica (Sal 21,18-19).
4Taladraron mis manos y mis pies, * y contaron todos mis huesos (Sal
21,17-18 - R).
5Abrieron su boca contra mí, * como león que apresa y
ruge (Sal 21,14).
6Estoy derramado como el agua, * y todos mis huesos están
dislocados (Sal 21,15).
7Y mi corazón se ha vuelto como cera que se derrite * en
medio de mis entrañas (Sal 21,15 - R).
8Se secó mi vigor como una teja, * y mi lengua se me
pegó al paladar (Sal 21,16).
9Y me dieron hiel para mi comida, * y en mi sed me dieron vinagre
(Sal 68,22).
10Y me llevaron al polvo de la muerte (cf. Sal 21,16), * y
aumentaron el dolor de mis llagas (Sal 88,27).
11Yo dormí y me levanté (Sal 3,6 - R), * y mi Padre
santísimo me recibió con gloria (cf. Sal 72,24).
12Padre santo (Jn 17,11), sostuviste mi mano derecha ' y me guiaste
según tu voluntad, * y me recibiste con gloria (Sal 72,24 - R).
13Pues, ¿qué hay para mí en el cielo?; * y fuera
de ti, ¿qué he querido sobre la tierra? (Sal 72,25).
14Mirad, mirad, porque yo soy Dios, dice el Señor; *
seré ensalzado entre las gentes y seré ensalzado en la tierra
(cf. Sal 45,11).
15Bendito el Señor Dios de Israel (Lc 1,68), que
redimió las almas de sus siervos con su propia santísima sangre,
* y no abandonará a ninguno de los que esperan en él (Sal 33,23 -
R).
16Y sabemos que viene, * que vendrá a juzgar la justicia (cf.
Sal 95,13 - R).
Vísperas
Antífona: Santa Virgen María
Salmo VII
1Pueblos todos, batid palmas, * aclamad a Dios
con gritos de júbilo (Sal 46,2).
2Porque el Señor es excelso, * terrible, Rey grande sobre
toda la tierra (Sal 46,3).
3Porque el santísimo Padre del cielo, nuestro Rey antes de
los siglos, * envió a su amado Hijo desde lo alto y realizó la
salvación en medio de la tierra (Sal 73,12).
4Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase
el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en
ellos (Sal 95,11-12).
5Cantadle un cántico nuevo, * cantad al Señor, toda la
tierra (Sal 95,1).
6Porque grande es el Señor y muy digno de alabanza, *
más temible que todos los dioses (Sal 95,4).
7Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ' ofreced al
Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre
(Sal 95,7-8).
8Ofreced vuestros cuerpos ' y llevad a cuestas su santa cruz, * y
seguid hasta el fin sus santísimos preceptos (cf. Lc 14,27; 1 Pe
2,21).
9Tiemble en su presencia la tierra entera; * decid entre las gentes
que el Señor reinó desde el madero (Sal 95,9-10 - G/R).
Hasta aquí se dice a diario desde el
Viernes Santo hasta la fiesta de la Ascensión. Y en la fiesta de la
Ascensión se añaden estos versículos:
10Y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del santísimo Padre en el cielo; elévate sobre el
cielo, oh Dios, * y sobre toda la tierra, tu gloria (Sal 56,12).
11Y sabemos que viene, * que vendrá a juzgar la justicia (cf.
Sal 95,13 - R).
Y adviértase que, desde la
Ascensión hasta el Adviento del Señor, se dice a diario y del
mismo modo este salmo, a saber: Pueblos todos, con los sobredichos
versículos, diciendo Gloria al Padre allí donde se termina
el salmo, a saber: que vendrá a juzgar la justicia.
Adviértase que los sobredichos salmos se
dicen desde el Viernes Santo hasta el domingo de Resurrección.
También se dicen desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento
del Señor y desde la octava de la Epifanía hasta el domingo de
Resurrección, exceptuados los domingos y fiestas principales, en que no
se dicen; por el contrario, se dicen todos los otros días.
Parte II
Para el tiempo pascual
En el Sábado Santo, a saber, acabado el día del sábado
Completas
Antífona: Santa Virgen María
Salmo VIII
1Oh Dios, ven en mi auxilio; * Señor,
date prisa en socorrerme.
2Queden confundidos y avergonzados * los que buscan mi alma.
3Que retrocedan y se ruboricen * los que me desean males.
4Que retrocedan al punto ruborizados * los que me dicen: Bravo,
bravo.
5Que se gocen y se alegren en ti todos los que te buscan, * y digan
siempre: Magnificado sea el Señor, los que aman tu
salvación.
6Mas yo soy necesitado y pobre; * oh Dios, ayúdame.
7Mi auxilio y mi libertador eres tú; * Señor, no
tardes (Sal 69,2-6).
Y se dice a diario en completas, hasta la
octava de Pentecostés.
Domingo de Resurrección
Maitines
Antífona: Santa Virgen María
Salmo IX
1Cantad al Señor un cántico nuevo,
* porque ha hecho maravillas (Sal 97,1).
2Su diestra ha sacrificado a su amado Hijo, * y su santo brazo (cf.
Sal 97,1).
3El Señor ha dado a conocer su salvación, * ante la
mirada de las gentes ha revelado su justicia (Sal 97,2).
4En aquel día envió el Señor su misericordia, *
y de noche su cántico (Sal 41,9).
5Éste es el día que hizo el Señor, * exultemos
y alegrémonos en él (Sal 117,24).
6Bendito el que viene en el nombre del Señor; * Dios es
Señor, y él nos iluminó (Sal 117,26-27).
7Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase
el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en
ellos (Sal 95,11-12).
8Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ' ofreced al
Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre
(Sal 95,7-8).
Hasta aquí se dice a diario desde el
domingo de Resurrección hasta la fiesta de la Ascensión en todas
las horas, excepto en vísperas y en completas y prima. Y la noche de la
Ascensión se añaden estos versículos:
9Reinos de la tierra, cantad a Dios, * cantad un
salmo al Señor (Sal 67,33).
10Cantad un salmo a Dios, que se eleva sobre los cielos, * hacia el
oriente (Sal 67,33-34).
11He aquí que lanza él su voz, su voz poderosa: ' Dad
gloria a Dios en Israel; * su magnificencia y su poder en las nubes (Sal
67,34-35).
12Admirable es Dios en sus santos; * el Dios de Israel dará
poder y fortaleza a su pueblo; bendito sea Dios (Sal 67,36). Gloria.
Y adviértase que este salmo se dice a
diario desde la Ascensión del Señor hasta la octava de
Pentecostés, con los sobredichos versículos, en maitines, y en
tercia y sexta y nona, diciendo Gloria al Padre allí donde se
dice: bendito sea Dios, y no en otro lugar.
Adviértase también que se dice
del mismo modo sólo en maitines de los domingos y fiestas principales,
desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento del Señor, y
desde la octava de Epifanía hasta el Jueves Santo, porque en este
día el Señor comió la pascua con sus discípulos;
igualmente, cuado se quiera, se puede decir otro salmo en maitines o en
vísperas, a saber: Te ensalzaré, Señor, etc. [Sal
29], como está en el salterio; y esto desde el domingo de
Resurrección hasta la fiesta de la Ascensión, y no más
allá.
Prima
Antífona: Santa Virgen María
Salmo: Ten piedad de mí, oh Dios, como antes [Sal III]
Tercia, Sexta y Nona
Se dice el Salmo: Cantad, como antes [Sal IX]
Vísperas
Salmo: Pueblos todos, como antes [Sal VII]
Parte III
Para los domingos y fiestas principales
Comienzan otros salmos que dispuso igualmente
nuestro muy bienaventurado padre Francisco, que han de decirse, en lugar de los
sobredichos salmos de la pasión del Señor, los domingos y las
fiestas principales, desde la octava de Pentecostés hasta el Adviento, y
desde la octava de Epifanía hasta el Jueves Santo; entiende bien que se
han de decir ese día porque es la pascua del Señor.
Completas
Antífona: Santa Virgen María
Salmo: Oh Dios, ven en mi auxilio, como está en el
salterio [Sal VIII]
Maitines
Antífona: Santa Virgen María
Salmo: Cantad, como antes [Sal IX]
Prima
Antífona: Santa Virgen María
Salmo: Ten piedad de mí, oh Dios, como antes [Sal III]
Tercia
Antífona: Santa Virgen María
Salmo X
1Aclamad al Señor, tierra entera, ' decid
un salmo en honor de su nombre, * dadle gloria en alabanza suya (Sal
85,1-2).
2Decid a Dios: Qué terribles son tus obras, Señor; *
por la grandeza de tu fuerza, te adularán tus enemigos (Sal 65,3).
3Que toda la tierra te adore y salmodie para ti, * que diga un salmo
en honor de tu nombre (Sal 65,4).
4Venid, oíd y os contaré, todos los que teméis
a Dios, * cuánto ha hecho él a mi alma (Sal 65,16).
5A él clamé con mi boca, * y lo alabé con mi
lengua (Sal 65,17 - R).
6Y desde su santo templo escuchó mi voz, * y mi clamor
llegó a su presencia (Sal 17,7).
7Bendecid, pueblos, a nuestro Señor; * y haced que se oiga la
voz para su alabanza (cf. Sal 65,8).
8Y serán benditas en él todas las tribus de la tierra,
* todos los pueblos lo engrandecerán (Sal 71,17).
9Bendito el Señor, Dios de Israel (Lc 1,68), * el
único que hace grandes maravillas (Sal 71,18).
10Y bendito su nombre glorioso para siempre; * y toda la tierra se
llenará de su gloria. Amén, amén (Sal 71,19).
Sexta
Antífona: Santa Virgen María
Salmo XI
1Que te escuche el Señor en el día
de la tribulación, * que te proteja el nombre del Dios de Jacob (Sal
19,2).
2Que te envíe auxilio desde el santuario, * y que desde
Sión mire por ti (Sal 19,3).
3Que se acuerde de todos tus sacrificios, * y que tu holocausto le
sea grato (Sal 19,4).
4Que te conceda lo que tu corazón desea, * y que confirme
todos tus designios (Sal 19,5).
5Nos alegraremos en tu salvación, * y en el nombre del
Señor Dios nuestro seremos engrandecidos (Sal 19,6 - R).
6Que el Señor colme todas tus peticiones; ' ahora conozco que
(Sal 19,7) el Señor envió a Jesucristo, su Hijo, * y
juzgará a los pueblos con justicia (Sal 9,9).
7Y el Señor se ha hecho refugio de los pobres, ' ayuda
oportuna en la tribulación; * y que esperen en ti los que conocen tu
nombre (Sal 9,10-11 - R).
8Bendito el Señor, mi Dios (Sal 143,1), ' porque se ha hecho
mi protector y mi refugio * en el día de mi tribulación (Sal
58,17).
9Ayuda mía, a ti te salmodiaré, ' porque tú, oh
Dios, eres mi protector, * Dios mío, misericordia mía (Sal
58,18).
Nona
Antífona: Santa Virgen María
Salmo XII
1En ti, Señor, esperé, no sea
confundido para siempre; * en tu justicia líbrame y sálvame (Sal
70,1-2).
2Inclina a mí tu oído, * y sálvame (Sal 70,2).
3Sé tú para mí un Dios protector ' y un lugar
fortificado, * para que me salves (Sal 70,3).
4Porque tú, Señor, eres mi esperanza, * mi confianza,
Señor, desde mi juventud (Sal 70,5).
5En ti estoy apoyado desde el seno materno, ' desde el vientre de mi
madre eres tú mi protector; * en ti está siempre mi
canción (Sal 70,6).
6Que se llene mi boca de alabanza, ' para que yo cante tu gloria, *
tu grandeza todo el día (Sal 70,8).
7Escúchame, Señor, porque tu misericordia es benigna;
* mírame según la inmensidad de tus misericordias (Sal 68,17).
8Y no apartes tu rostro de tu siervo; * escúchame enseguida,
porque estoy atribulado (Sal 68,18).
9Bendito el Señor, mi Dios (Sal 143,1), ' porque se ha hecho
mi protector y mi refugio * en el día de mi tribulación (Sal
58,17).
10Ayuda mía, a ti te salmodiaré, ' porque tú,
oh Dios, eres mi protector, * Dios mío, misericordia mía (Sal
58,18).
Vísperas
Antífona: Santa Virgen María
Salmo: Pueblos todos, como antes [Sal VII]
Parte IV
Para el tiempo del Adviento del Señor
Comienzan otros salmos que igualmente dispuso
nuestro muy bienaventurado padre Francisco, que se han de decir, en lugar de
los sobredichos salmos de la pasión del Señor, desde el Adviento
del Señor hasta la vigilia de Navidad, y no más allá.
Completas
Antífona: Santa Virgen María
Salmo XIII
1¿Hasta cuándo, Señor, me
olvidarás por siempre? * ¿Hasta cuándo apartarás tu
rostro de mí?
2¿Hasta cuándo tendré congojas en mi alma, *
dolor en mi corazón cada día?
3¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo sobre
mí? * Mira y escúchame, Señor, Dios mío.
4Ilumina mis ojos para que nunca me duerma en la muerte, * para que
nunca diga mi enemigo: He prevalecido contra él.
5Los que me atribulan se alegrarían si yo cayera; * pero yo
he esperado en tu misericordia.
6Mi corazón exultará en tu salvación;
cantaré al Señor que me colmó de bienes, * y
salmodiaré al nombre del Señor altísimo (Sal 12,1-6).
Maitines
Antífona: Santa Virgen María
Salmo XIV
1Te alabaré, Señor,
santísimo Padre, Rey del cielo y de la tierra, * porque me has consolado
(cf. Is 12,1).
2Tú, oh Dios, eres mi salvador; * actuaré
confiadamente y no temeré (cf. Is 12,2).
3Mi fuerza y mi alabanza es el Señor, * y se ha hecho
salvación para mí (Is 12,2).
4Tu diestra, Señor, se ha engrandecido en la fortaleza; ' tu
diestra, Señor, hirió al enemigo, * y en la inmensidad de tu
gloria derribaste a mis adversarios (Ex 15,6-7).
5Que lo vean los pobres y se alegren; * buscad a Dios y
vivirá vuestra alma (Sal 68,33).
6Alábenlo el cielo y la tierra, * el mar y cuanto se mueve en
ellos (Sal 68,35).
7Porque Dios salvará a Sión, * y se
reconstruirán las ciudades de Judá (Sal 68,36 - R).
8Y habitarán allí, * y la adquirirán en
herencia (Sal 68,36).
9Y la estirpe de sus siervos la poseerá, * y los que aman su
nombre habitarán en ella (Sal 68,37).
Prima
Antífona: Santa Virgen María Salmo: Ten piedad de
mí, oh Dios, como antes [Sal III]
Tercia
Antífona: Santa Virgen María
Salmo: Aclamad al Señor, como antes [Sal X]
Sexta
Antífona: Santa Virgen María
Salmo: Que te escuche el Señor, como antes [Sal XI]
Nona
Antífona: Santa Virgen María
Salmo: En ti, Señor, esperé, como antes [Sal XII]
Vísperas
Antífona: Santa Virgen María
Salmo: Pueblos todos, como antes [Sal VII]
Adviértase también que no se dice
todo el salmo, sino hasta el versículo [9]: Tiemble en su presencia
la tierra entera; pero entiéndase bien que se ha de decir todo el
versículo [8]: Ofreced vuestros cuerpos. Acabado este
versículo, se dice allí: Gloria al Padre, y así se
dice a diario en Vísperas, desde Adviento hasta la vigilia de Navidad.
Parte V
Para el tiempo de la Navidad del Señor
hasta la octava de Epifanía
Vísperas de la Navidad del Señor
Antífona: Santa Virgen María
Salmo XV
1Gritad de gozo a Dios, nuestra ayuda (Sal
80,2); * aclamad al Señor Dios vivo y verdadero con gritos de
júbilo (cf. Sal 46,2).
2Porque el Señor es excelso, * terrible, Rey grande sobre
toda la tierra (Sal 46,3).
3Porque el santísimo Padre del cielo, Rey nuestro antes de
los siglos (Sal 73,12), ' envió a su amado Hijo de lo alto, * y
nació de la bienaventurada Virgen santa María.
4Él me invocó: Tú eres mi Padre; * y yo lo
constituiré mi primogénito, excelso sobre los reyes de la tierra
(Sal 88,27-28).
5En aquel día envió el Señor su misericordia, *
y de noche su cántico (Sal 41,9).
6Éste es el día que hizo el Señor, * exultemos
y alegrémonos en él (Sal 117,24).
7Porque un santísimo niño amado se nos ha dado, ' y
nació por nosotros (cf. Is 9,6) de camino y fue puesto en un pesebre, *
porque no tenía lugar en la posada (cf. Lc 2,7).
8Gloria al Señor Dios en las alturas, * y en la tierra, paz a
los hombre de buena voluntad (cf. Lc 2,14).
9Alégrense los cielos y exulte la tierra, ' conmuévase
el mar y cuanto lo llena; * se alegrarán los campos y todo lo que hay en
ellos (Sal 95,11-12).
10Cantadle un cántico nuevo, * cantad al Señor, toda
la tierra (Sal 95,1).
11Porque grande es el Señor y muy digno de alabanza, *
más temible que todos los dioses (Sal 95,4).
12Familias de los pueblos, ofreced al Señor, ' ofreced al
Señor gloria y honor, * ofreced al Señor gloria para su nombre
(Sal 95,7-8).
13Ofreced vuestros cuerpos ' y llevad a cuestas su santa cruz, * y
seguid hasta el fin sus santísimos preceptos (cf. Lc 14,27; 1 Pe 2,21).
Adviértase que este salmo se dice desde
la Natividad del Señor hasta la octava de Epifanía, en todas las
horas. Si alguno quiere decir este of icio del bienaventurado Francisco,
dígalo así: primero diga el Padre nuestro, con las
alabanzas, a saber: Santo, santo, santo. Acabadas las alabanzas con la
oración, como está más arriba, se comienza la
antífona: Santa María, con el salmo que está
establecido para cada hora del día y de la noche. Y dígase con
gran reverencia.
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